Policías vigilan una calle de París. AFP

Los Juegos más arriesgados de la historia

París 2024 ·

Es la mayor preocupación de una cita ambiciosa, con varios escenarios urbanos y una ceremonia inaugural que se extenderá durante seis kilómetros

Pío García

Logroño

Domingo, 21 de julio 2024, 01:58

Si todo sale bien, el día 26 julio, a las siete y media de la tarde, París, la ciudad del amor cinematográfico y de los edificios imperiales, se ofrecerá a los espectadores del mundo entero en toda su icónica belleza. Sobre las aguas del Sena, ... por fin limpias, navegarán 94 barquitos con las 206 delegaciones nacionales representadas en los Juegos Olímpicos. Los deportistas saludarán al público concentrado en la ribera y se pondrán morados de hacerse selfis mientras pasan bajo el Pont Neuf, avistan Notre Dame o contemplan la imponente mole del Museo del Louvre. Las cámaras no perderán ripio de un desfile insólito, que se prolongará durante seis kilómetros y acabará, con música y flamear de banderolas, en la plaza del Trocadero, ante la majestuosa silueta metálica de la Torre Eiffel.

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Sobre el papel, no se puede imaginar una ceremonia de apertura mejor para los Juegos de la XXXIII Olimpiada. Sin embargo, en un escenario políticamente inestable, con el mundo ardiendo en varias guerras simultáneas y la amenaza ubicua del terrorismo, el desafío para la seguridad resulta formidable. Las autoridades francesas aseguran estar tranquilas, pero han ido rebajando sus pretensiones para no llevarse sustos. Del millón de espectadores inicialmente previsto se bajó luego a 600.000 y más tarde a 325.000. Todos ellos deberán pasar controles exhaustivos antes de ocupar un lugar a orillas del Sena. Quienes vivan en esa zona deberán utilizar un código QR para poder acceder a sus propiedades.

Ningún avión podrá despegar o aterrizar en 150 kilómetros a la redonda desde las siete de la tarde hasta la medianoche y un dispositivo policial especial evitará el vuelo de drones no autorizados. Habrá francotiradores apostados en las azoteas y 35 barcos de seguridad navegarán junto a los atletas. El número de agentes de policía desplegados ese día en París alcanzará los 45.000, con más de cien buzos y artificieros. Durante los Juegos, esa cifra oscilará entre los 30.000 y los 35.000, a los que se añadirán 18.000 militares. Más de 20.000 agentes de seguridad privada controlarán el acceso a las sedes.

Un mal precedente

«Es un desafío, desde luego, pero Francia ha demostrado que sabe hacer estas cosas», aseguró enfáticamente el prefecto de la Policía de París, Laurent Nuñez-Belda, de origen andaluz, en una entrevista con 'France Info'. Los aficionados que asistieron en mayo de 2022 a la final de la Liga de Campeones en París tal vez tengan otra opinión. Aquel partido, entre Real Madrid y Liverpool, se celebró en el Stade de France, en el barrio de Saint-Denis, y las fuerzas de seguridad no dieron abasto para controlar a centenares de rateros que asaltaron a seguidores de ambos equipos. Las agresiones y los robos fueron numerosos.

El Gobierno francés consideró «una herida para nuestro orgullo nacional» los incidentes en Saint-Denis antes de la final de la Champions de 2022, pero eludió responsabilidades

«Hemos llegado a pasar mucho miedo», denunció Lorenzo Sanz, hijo del expresidente blanco. «Lamentable ver cómo bandas de delincuentes pegaban y robaban a los allí presentes», se espantó el tenista Feliciano López. Los antidisturbios cargaron y lanzaron botes de gas pimienta, pero solo consiguieron empeorar la situación. Días después, en el Senado, el ministro del Interior, Gérald Darmanin, lamentó los incidentes y los consideró «una herida para nuestro orgullo nacional», pero echó balones fuera y culpó a una huelga de transportes y la venta de entradas falsas.

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El ministro del Interior sigue siendo el mismo, aunque ahora en funciones. También continúa en su puesto la ministra de Deportes, Amélie Oudéa-Castéra. Ellos han sido los máximos responsables de París 2024 junto con la alcaldesa de la ciudad, Anne Hidalgo, y el presidente del comité organizador, el expalista olímpico Tony Estanguet. La decisión de Emmanuel Macron de convocar elecciones legislativas ha originado un terremoto político en el peor momento posible. En principio, aunque Macron ha aceptado ya la dimisión de todo el gobierno presidido por Gabriel Attal, tanto Darmanin como Oudéa-Castéra seguirán gestionando sus carteras durante los Juegos Olímpicos. Teniendo en cuenta los antecedentes, su continuidad resulta tranquilizadora solo a medias.

El ministro del Interior ha asegurado que ninguna amenaza específica pende sobre los Juegos, pero el principal temor de las fuerzas policiales es que algún lobo solitario, amparado por el Estado Islámico o por alguna otra facción terrorista, se proponga atentar en algún momento. El pasado 22 de mayo, un joven de origen checheno y nacionalidad rusa fue detenido en Saint Etienne. Se trata de un hombre de 18 años que llegó a Francia en 2023 y no estaba fichado. Según Darmanin, se proponía atacar «con medios artesanales», quizá con un cuchillo, a varios espectadores durante la celebración del torneo olímpico de fútbol en el estadio Geoffroy Guichard. Los servicios secretos franceses aseguran haber evitado 50 atentados de este tipo desde el año 2017.

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Pruebas al aire libre

Un organismo creado en 2022, el Comité de Inteligencia Olímpica, se ocupa de rastrear los riesgos y de anticipar posibles respuestas. Según el diario 'L'Equipe', las amenazas se han clasificado en varias categorías: terrorismo, ciberdelincuencia, agresiones y robos, actos de sabotaje y riesgos sanitarios. El diario deportivo francés cita a una fuente «cercana al aparato del Estado» que reconoce que estos van a ser «los Juegos más arriesgados de la historia».

Aparte del temor a problemas de ciberseguridad o posibles atentados islamistas, la propia organización de las pruebas no ayuda por haber varias de carácter urbano

El peligro en Tokio era insidioso y tenía tamaño microscópico, pero en París hay en juego munición de alto calibre. Las guerras de Ucrania y Gaza, la afición del Kremlin por enredar en los ordenadores y el incesante temor a un atentado islamista suponen un continuo quebradero de cabeza para la policía, a las que tampoco ayuda la propia organización de los Juegos, con varias pruebas que escapan del recinto cerrado y controlable de los estadios para ocupar el centro de la ciudad: el skate y el breaking en la plaza de la Concordia, la natación en aguas abiertas en el puente Alejandro III, el tiro con arco en los Inválidos, el voley playa en el Campo de Marte…

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Cribado minucioso

Por el momento, la policía francesa está realizando un cribado minucioso a deportistas, técnicos, periodistas, voluntarios y agentes de seguridad privada. En un tuit publicado el pasado 13 de julio, el ministro Darmanin indicó que ya se habían realizado 770.000 «investigaciones administrativas» y que se habían rechazado a 3.700 personas, de las que 130 estaban fichadas «por suponer una amenaza del Estado» y varias decenas aparecían vinculadas a movimientos islamistas, de extrema derecha o de extrema izquierda.

El reloj corre y París lo tiene todo dispuesto. El baño de Anne Hidalgo en el Sena, que evocó la imagen de Fraga en Palomares, quiso enviar al mundo -sobre todo a los parisinos- un mensaje de tranquilidad, triunfo y alegría. Darmanin se enorgullece de haber organizado una ceremonia de apertura «como no se ha visto jamás». Aunque Macron ha reconocido que los hay, nadie se plantea ahora el recurso a un plan B o a un plan C por si las cosas se tuercen. Los Juegos aspiran a convertirse en el ejemplo definitivo de la 'grandeur' francesa. El desafío es mayúsculo. Las amenazas también lo son.

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Con el apoyo de 313 policías y guardias civiles españoles

Para reforzar la seguridad durante los Juegos, llegarán a París 1.800 policías de 43 países diferentes. España aportará el mayor contingente: 171 agentes de la Policía Nacional y 142 guardias civiles se desplegarán por la ciudad para colaborar con sus colegas franceses durante la cita olímpica. Entre ellos hay miembros de la unidad antidrones, guías caninos especialistas en explosivos y agentes de la unidad de caballería.

También acudirán miembros del Grupo de Acción Rápida (GAR) de la Guardia Civil. Cinco mandos de la Policía y seis del instituto armado se integrarán en la Oficina de Coordinación para la Seguridad de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, creada por las autoridades franceses para facilitar la integración de los refuerzos internacionales.

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