Pau y Marc Gasol, tras su último partido con la selección. REuters
Tokio 2020 | Baloncesto

Adiós a los Gasol, adiós a la generación de oro

Pau y Marc ponen fin a su etapa en la selección el mismo día, dejando tras de sí un legado de títulos increíble

emilio V. Escudero

Enviado especial a Tokio

Miércoles, 4 de agosto 2021, 00:16

Tenía que ser en Saitama. Origen y final. Allí, en ese Super Arena de imborrable recuerdo para la selección, donde se reunieron por primera vez los dos hermanos Gasol bajo la bandera de España, fue donde ambos dijeron adiós ayer. En Saitama iniciaron un ciclo ... de éxitos imparable con el oro en el Mundial de 2006 y ha tenido que ser allí donde ambos pusieran punto final a un periplo inolvidable y magnífico.

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Historia de la canasta nacional y universal. Porque es esta España de la que se despiden un equipo de leyenda que ha atravesado por los años manteniendo intacta su competitividad. Ejemplo para miles de aficionados de todo el mundo. Un grupo de amigos que ha dado la cara siempre ante los mejores equipos y que les ha ganado en decenas de ocasiones. No lo hizo este martes ante Estados Unidos, en un partido en el que la selección volvió a tutear a los americanos, pero que perdió, adelantando el adiós cantado de Pau y el inesperado, aunque previsible, de su hermano Marc.

No había terminado el partido y ya estaban ambos abrazados. Como en aquella final de 2006 que Pau vivió desde el banquillo por la lesión sufrida en semifinales. Esta vez, el abrazo era distinto, pues marcaba un adiós y no había nada que celebrar. Dolía la derrota ante Estados Unidos (81-95) ya que había tuteado España al Dream Team durante muchos minutos, pero dolía más el final que se acercaba. Eran esos sus últimos segundos como jugadores de la selección. El equipo de su vida. Al que volvían cada verano sin importar nada más. Al que han regalado años de esfuerzo, robándole el tiempo a su familia para entregarlo a una pasión.

Es el fin de una era en el baloncesto español, aunque quedará su legado. El que han ido cincelando durante años y que va más allá de los títulos, que son muchos. Es la herencia de los valores y del compromiso. De la generosidad con el compañero y de la amistad. Del sacrificio por unos colores que llevaron a lo más alto y que ahora deberán honrar los que se quedan. «Es el momento de bajarse de la atracción a la que nos subimos hace muchos años. Hemos tenido una gran suerte, pero es el momento de dejar a la nueva generación que se suba, que disfrute y que tengan su propia experiencia», señalaba Marc Gasol.

Su adiós pilló por sorpresa, más por lo inesperado que por imprevisible. Su última temporada en la NBA ya dejó entrever el desgaste que sufre su cuerpo y el verano con la selección lo ha confirmado. Vino Marc a los Juegos porque estaba su hermano. Quería vivir este último campeonato con él y no encontró mejor manera que dejarlo al mismo tiempo. Despedida en familia, aunque no fuera el final deseado.

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Lágrimas de Pau

Le dolió al vestuario caer con Estados Unidos después de un buen partido en el que la selección llegó a ir ganando por diez puntos. Otro pasito más. Porque no se ganó, pero se avanzó un poco más. Por primera vez, España tuteó y zarandeó al Dream Team, amasando una ventaja inmensa como nunca antes. Se deshizo luego en el talento de Durant y en el físico que le rodea, pero el duelo sirvió para cargar las pilas de muchos de esos jóvenes que deben asumir el relevo. Nombres como el de Willy Hernangómez, brillante por momentos, o el de Garuba. Jugadores llamados a seguir el camino abierto por los Navarro, Reyes o Gasol.

Acabado el partido, los focos apuntaban a Pau. Él ya había dicho que sería su último torneo con España y la derrota convertía el partido en el episodio final de su carrera con España. Se marchaba triste aunque orgulloso del camino. «La derrota no me va a manchar 20 años maravillosos y haber podido estar aquí. Es mi último partido con la selección, eso seguro. Veremos si es el último de mi carrera. Gracias a todos por estar siempre. De corazón», señaló Pau, emocionado.

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Se le escapaba alguna lágrima al catalán. Un tipo muy sensible al que le dolía el alma. Había pensado mucho en este momento, pero quizá solo se lo había imaginado así después de que el sorteo de cuartos le deparara a España un camino terrible hacia el podio. Solo entonces se vio fuera de las medallas y con un final amargo que el pívot trató de endulzar echando la vista atrás.

«Estoy agradecido por haber podido disputar otros Juegos Olímpicos. Han sido muchos meses de trabajo en solitario, muchos altibajos y mucha incertidumbre, pero a la vez felicidad desde el día que pude debutar con el Barça y supe que podría estar con la selección en Tokio. No puedo estar más orgulloso de este camino, independientemente del resultado. Me hubiera gustado hablar de una gran victoria, pero no es así y hay que aceptarlo».

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No ganó España y se marchan los Gasol con una derrota, pero con la mochila llena de éxitos. Entre ambos, dos Mundiales, tres medallas olímpicas y ocho metales (tres oros, dos platas y tres bronces) en otros tantos Europeos. Muchas aventuras juntos, más de las que imaginaron cuando empezaron a jugar al baloncesto en la canasta de la casa de sus abuelos.

Su marcha abre un agujero difícil de cerrar en la selección. Lo sabe bien Scariolo, el encargado de mantener el rumbo de la nave y de alargar ese espíritu competitivo que ha caracterizado al equipo estos años. «Ha sido un privilegio compartir tantos años con los Gasol. El ejemplo que nos ha dado Pau a todos, ese liderazgo incluso este último año, con humildad, con una capacidad de intentar cosas que incluso nunca había hecho... Es una etapa más del respeto y de la consideración que solo podemos tener hacia él», apuntó el italiano, que confesó que el momento vivido en el vestuario con la despedida oficial había sido muy emotivo. «Les he pedido a los jugadores que no pensaran en nada más, que se olvidaran del partido y que se quedaran con la mente solo en ese momento y en el privilegio que suponía estar viviéndolo», apuntó.

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También Jorge Garbajosa, presidente de la federación, acabó el día tocado en lo emocional. Primero por la derrota y después por el adiós de las dos leyendas. «Hemos compartido una vida juntos. Son dos personas muy especiales para mí. Dicen que cómo eres fuera se refleja en la cancha, pues creo que la cancha no ha sido del todo justa con ellos. Fuera de la pista son dos ejemplos de vida. De una coherencia y lealtad a los valores que representan, que yo cada día sigo aprendiendo de ellos. Cada día te dan una pequeña lección», explicaba el dirigente.

Un adiós sincero para dos leyendas del baloncesto que ya no volverán a vestir la camiseta de España, aunque su recuerdo y su legado perdurarán para siempre.

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