Durant despierta a España de su sueño en el adiós de los Gasol

Se asomaba España a sus límites, porque en estas dos décadas de alegrías continuadas, solo había ganado a Estados Unidos en la lucha por el quinto puesto del Mundial de 2002. Duelo sin historia que solo contaba para la estadística. A efectos prácticos, como reconocía Pau Gasol en la previa, vencer a los americanos era la última cima. La penúltima, en realidad, pues también la gloria olímpica se resiste y para alcanzarla en Tokio tocaba superar las dos. Ganar primero a Estados Unidos en cuartos para pensar en cotas más altas. El más difícil todavía.

Era un reto a la altura de este equipo de leyenda que ya había sido capaz de ganar dos Mundiales y de tutear al Dream Team en dos finales olímpicas. Recuerdos para dejar atrás los complejos y pensar en grande. ¿Por qué no? Lo primero que hizo Scariolo en el día y medio que tuvieron de descanso fue crear en la mente de sus jugadores la sensación de que se podía. Que los estadounidenses no eran invencibles. Y esta vez era verdad.

Lo demostró España, que tras unos primeros minutos timorata, se lanzó con descaro a por la historia. Al liderazgo de Ricky, el único que miraba el aro en ese inicio dubitativo (13 puntos para él en el primer cuarto) se subieron Llull y Claver, y con ellos empezó a creer de verdad la selección, que acabó los primeros diez minutos por delante en el marcador (21-19).

Era Estados Unidos un monólogo de Durant, rodeado de los chispazos de calidad de sus compañeros. Muchos de ellos jugadores All Star. Un equipo al que le faltaban estrellas como LeBron James o James Harden, pero que estaba plagado de talento. No le importó al Chacho, al que nunca le ha asustado nada. Salió el base dispuesto a llamar la atención por primera vez en estos Juegos en los que habia estado gris. Extrañamente plano. Una versión desconocida que mutó ante los americanos.

Brilló el canario como suele, exhibiendo alegría e imaginación en la pista. Dos triples suyos nada más comenzar el segundo cuarto impulsaron a España y cargaron las pilas de sus compañeros. Sobre todo de un Willy que, de repente, parecía la reencarnación de Shaquille O'Neal. O de Felipe Reyes. Un gigante. Llamado a cumplir un rol residual en Tokio, el pívot se ha ido ganando la confianza de Scariolo hasta convertirse en el pívot más efectivo. Ante Estados Unidos, resultó clave con unos minutos increíbles. Los mejores de siempre del madrileño con la selección. Sumó seis puntos y capturó seis rebotes que ayudaron a fabricar un parcial de 16-3 que puso al equipo en órbita (39-29, min. 17).

Era una sinfonía España, afinada en defensa -hasta tres tapones puso el mayor de los Hernangómez y otro más de un Garuba inmenso atrás- y con Sergio Rodríguez dirigiendo el ataque con acierto. Un meneo total que se acabó con el regreso de Durant a la pista.

El alero de los Nets, auténtico referente del equipo, rebajó los ánimos del banquillo nacional y se las apañó para enjugar la diferencia antes de enfilar los vestuarios (43-43).

Se iba España al descanso con una extraña sensación, mezcla de alegría por haber hecho muy bien las cosas y de decepción por haber dejado escapar una ventaja tan notable. Un tesoro que le había costado mucho encontrar y que se dejó arrebatar en muy poco tiempo.

Al regreso de los vestuarios volvió la selección a su versión timorata, de nuevo con Ricky como único bastión. Pero esta vez, de manera literal (14 consecutivos para él). El base catalán fue el único sustento ofensivo durante los primeros siete minutos de cuarto en los que Durant abusó de España. Lideró el alero el ataque de Estados Unidos, que tras un primer tiempo cargado de errores en el perímetro, sumó cinco triples en el tercer período. Tres de ellos llevaron el sello del jugador de los Nets, que lideró un parcial que puso a España contra las cuerdas (49-65, min. 26).

Salió entonces Willy, otra vez al rescate y ya por delante en la rotación de Pau Gasol. Su sola presencia en la cancha animó al resto y asustó a los americanos, que se olvidaron de la zona. Se recuperó un poco España, con dos triples de Ricky y uno más del Chacho, a los que se sumó una canasta de Garuba que ponía a la selección a cuatro (65-69, min. 31).

Se había ido y había vuelto el equipo de Scariolo. Siempre confiado hasta que se le agotaron las fuerzas. Un parcial de 12-1, con Lillard y Tatum asumiendo el liderazgo en el descanso de Durant, acabó con la resistencia nacional (66-81, min. 33).

A pesar de estar el duelo cuesta arriba, siguió creyendo y buscando la victoria España. Asida a un líder que ha llegado para quedarse. A un Ricky genial que acabó con 38 puntos en uno de los mejores partidos de su carrera. También uno de los más tristes.

Le faltó al base algo más de ayuda, sobre todo cerca del aro, donde los Gasol no mostraron su mejor versión. Grises ambos. Huérfana España y derrotada, de nuevo fuera del podio olímpico por primera vez desde Atenas 2004.