España se mete en la final de waterpolo femenino al ganar a Países Bajos

En una semifinal agónica y con el marcador igualado a 14, un paradón de Martina Terré decidió la eliminatoria en la piscina de La Defense

Marta San Miguel

Enviada especial a París

Jueves, 8 de agosto 2024, 17:23

A siete segundos de ganar el partido de waterpolo, a España le metieron el gol del empate. Y hay que tener una mentalidad de oro para soportar semejante hundimiento, recomponerse y colarse en la final. Y eso es lo que consiguió este jueves España, que ... luchará por el oro en waterpolo femenino tras ganar en la tanda de penaltis a Países Bajos con un paradón de Martina Terré, tras el empate a 14 en el marcador que reflejaba el partido agónico y electrizante que se acababa de vivir en la piscina de La Defense.

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En waterpolo pasa de todo a la vez y en todas partes, como en la película, pero a pesar de que la historia discurría por debajo de las jugadoras, con corrientes subterráneas que les recordaban las derrotas recientes ante la selección neerlandesa, el ritmo de goles y de embistes fueron constantes y nada las pudo parar. El equipo de Miguel Ángel Oca había perdido sus últimos dos partidos contra la selección de Países Bajos, pero este jueves no hubo tercera gracias a esa mano prodigiosa de Martina Terré, la que sacó mientras el estadio tiritaba víctima de un desdoblamiento de la realidad a un ritmo condenado, de ciencia ficción: por segundos se dibujaba una finalista y al segundo siguiente cambiaban las tornas. Una y otra vez, sobre todo en el tercer y el cuarto periodo de juego.

«Me gustan los penaltis, de hecho me encantan», decía Terré afónica, un efecto que demuestra lo que fue este partido en el que las españolas se pusieron por delante desde el principio por 6-1 en el primer cuarto. Habían salido con la agresividad necesaria y en el segundo cuarto seguían por delante (10-5) sin dejar apenas respirar a las rivales. Pero las fuerzas y la calidad de las neerlandesas empezaron a poner cuesta arriba la eliminatoria hasta el punto de que en el tercer cuarto, empataron el partido (11-11). ¿Era posible que les volviera a pasar? ¿Iban a caer por tercera vez contra su 'coco'?

Este jueves, las españolas salieron a la piscina con el recuerdo de lo que pasó en el Mundial de Fukuoka (Japón) de 2023, cuando las neerlandesas ganaron en fase de grupos y en la final en los penaltis. Sin embargo, a París venían con galones. Capitaneadas por Pili Peña, las españolas saltaron a la piscina con la plata que lograron este año en el Europeo de Eindhoven y el bronce del Mundial en Doha, pero sabiendo que delante tenían a las que fueran Campeonas del Mundo en 2023, un rival al que conocen bien porque diez jugadoras militan en la liga de nuestro país, como apuntó Paula Crespí al término del encuentro.

Al principio les salía todo: con ese primer gol de Anni Espar que abrió el marcador, España dijo al pabellón que de ahí no iban a irse sin su pase a la final, pero «no iba a salir barato». «Teníamos enfrente un equipazo que tiene grandes jugadoras y muy buenas armas, nos han remontado los goles de ventaja y se han llegado a poner por encima», explicó Oca. «Estamos muy satisfechos porque a pesar de venir de esa ventaja y tener que remar a contracorriente, lo hemos hecho y nos hemos llevado el partido», dijo el entrenador sobre el cambio que logró su equipo cuando todo parecía dibujar una irritante derrota. Porque en el tercer cuarto, a segundos de terminar, las neerlandesas empataban, empeñadas en arañar ese podio que ya nos habían arrebatado antes. El marcador se cerró 11 iguales, pero la eliminatoria, por primera vez, se había puesto a favor de las neerlandesas. «No me explico qué ha pasado para que sucediera ese bajón, pero esto es deporte y tenemos que darle mérito al contrario», decía Crespí. «Ellas son un equipo muy potente y tiene capacidad de reacción, sabe muchísimo y tienen un gran entrenador, y no nos lo iban a poner fácil».

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A prueba de bombas

Sabían que una victoria aseguraría, como mínimo, la plata, y que la derrota aún mantendría la opción del bronce. Pero querían el oro. Y así se vio cuando, en el cuarto parcial del partido, empujaron contra la portería rival y empezó un intercambio de goles y lanzamientos que mantuvo durante los últimos cuatro minutos de juego el volumen de decibelios del pabellón por encima de los límites razonables para la salud. Si no fuera por esa resistencia, por todo lo que no se ve en el partido a no ser que te lo muestren las cámaras, ese mundo subterráneo y sobrecogedor que sucede en waterpolo cuando nadie mira, a la vez y en todas partes, España estaría hundida. Pero esta España tiene la flotabilidad a prueba de bombas, y aguantó el embiste y goleaba y recibía goles, los fallaba y los evitaba a la vez, sin darse por vencida. Acabaron poniéndose 14-13 por delante, y a siete segundos de cantar victoria, y siguiendo la dinámica de todo el partido, llegó el gol que volvía a girar la veleta. Brigitte Sleeking metió el gol del empate y el miedo en el cuerpo a una tanda de penaltis (otra más) contra Países Bajos.

«Estaba muy tranquila, confiada, de hecho, me gustan mucho los penaltis», decía después del partido Martina Terré. Pero entonces, solo estaba la incertidumbre y el agua. La tanda fue impecable en los dos equipos hasta el cuarto lanzamiento de las neerlandesas: «Sabía que estas chicas salen mucho así que aguanté, las esperé, y elegí lado», dice. Y acertó. El balón chocó contra la mano de la catalana y salió despedido como el corazón de los que veían el partido en ese momento ya de pie en la grada. España estaba a un penalti de luchar por el oro, y quién sino Maica García Godoy para marcar con fiabilidad, la que le da haber sido cuatro veces olímpica, y aplastar la red de un balonazo.

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