Camello, María Pérez y Álvaro Martín, Jordan Díaz y las Guerreras del Agua, entre las estrellas españolas de París 2024. Agencias
Balance

España se estanca en el medallero

Suma una medalla más que en Río o en Tokio, pero falla en su objetivo de superar las 22 de Barcelona

Javier Asprón

Enviado especial a París

Domingo, 11 de agosto 2024, 19:15

España llegaba a París con el objetivo de superar de una vez por todas las 22 medallas de Barcelona. Invitaba a ese optimismo el buen rendimiento de los deportistas durante todo el ciclo olímpico, cargados de títulos mundiales y continentales. También la altísima cifra de ... deportistas y el gran porcentaje de especialidades cubiertas, así como el número de equipos clasificados. A la hora de la verdad faltaron cinco para lograrlo, por lo que el primer análisis invita a pensar que el resultado global de la delegación no es el deseado.

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Las 18 medallas logradas se quedan a la altura de lo obtenido en Río 2016 y Tokio 2020. Es un metal más que en aquellas dos citas, pero la calidad baja, por ejemplo, respecto a lo que se logró en Brasil, donde hubo siete oros por los cinco de ahora. El deporte español se mantiene estable, decimoquinta en el medallero, decimotercera si se tiene en cuenta la cifra total de preseas.

De lo que hay por delante, solo se sale del guion previsto la sorprendente Uzbekistán (ocho oros y trece medallas en total, todas ellas en deportes de combate y halterofilia). Pero España sigue muy por detrás de los países de su entorno. Sale mal parada al compararse, por ejemplo, con Italia (40 medallas), Alemania (33) o Países Bajos (34). Qué decir con Gran Bretaña (65) o Francia (64), que cierra su participación como anfitriona con su mejor actuación en 120 años. España se queda justo por detrás en número de Hungría, Nueva Zelanda y Brasil; y tiene bastante por delante a Canadá, Corea, Japón y Australia, aparte de las dos grandes superpotencias deportivas: China y Estados Unidos, que vuelven a liderar con una estadística muy similar a la de Tokio.

El caso es que desde Barcelona la cifra se mantiene estable en el entorno de las 20 medallas salvo en Sídney 2000, en donde se bajó a once (con otros once cuartos puestos). Los Juegos de casa pusieron en marcha el Plan ADO, que fue el que permitió pegar ese salto cualitativo y cuantitativo en el medallero. Desde entonces, con variaciones de mayor o menor calado, es el modelo que se ha seguido.

Carencias

En 2018, la Asociación del Deporte Español, organismo que agrupa a la gran mayoría de Federaciones deportivas nacionales, publicó un estudio comparativo internacional sobre los modelos de deporte de alto nivel en el que España no salía muy bien parada. El informe, realizado por la consultora Deloitte, inspeccionaba a fondo el deporte federado y de alto rendimiento de once países, los que mejor trayectoria habían mostrado en las dos últimas décadas. Sirvió para detectar las carencias del sistema autóctono, que obtenía la puntuación más baja en cuatro de las cinco grandes áreas analizadas. Se encontraron fallas en la estructura financiera de su modelo público-privado, también margen de mejora en la capacidad de generar ingresos a través de la publicidad y los patrocinios. A la vez, se echaba en falta un plan estratégico deportivo y se criticaba la alta fiscalidad aplicada al deporte... En definitiva, se solicitaban más recursos para igualarse con los países más prósperos. «Cuando hablemos del medallero hay que hacerlo también de inversión», reclamaba Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español, en el balance que hizo en el cierre de los Juegos. «Si nos comparamos con países que están a nuestro lado y que logran mejores resultados hay que ver el cociente entre esas medallas y el dinero que se pone. Para Barcelona 92 la inversión que se hizo en deporte fue increíble. Se pusieron todos los medios, se contrató a los mejores técnicos del mundo en cada disciplina... En Río se bajó el 50% la subvención pública y se sacaron 17. Lo que se gastó en pesetas en Barcelona es lo mismo que se gastó en euros para Río».

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Con todo, Blanco no dudó en poner «un diez» a los deportistas españoles por su actuación en París. «No es el esperado, pero es un buen resultado. Sigo pensando que las 22 medallas de Barcelona son un objetivo salvable. La quiniela más humilde nos colocaba en una media de treinta. Pero hay muchas variables y a nosotros nos tiene que coincidir que salga todo bien».

Decepciones y sorpresas

Al igual que ocurre en todas las citas olímpicas las cuentas del inicio tuvieron poco que ver con el balance final en París. Desde la primera medalla, lograda por Fran Garrigós en judo, hasta la última, el bronce del balonmano masculino, hubo muchas que se quedaron por el camino. A cambio, aparecieron otras con las que pocos o ninguno contaban. Ana Peleteiro, Hugo González, la selección femenina de fútbol, Adriana Cerezo… Pero también Ray Zapata, Alberto Ginés, Fátima Gálvez, Jon Rahm… El número de deportistas que no cumplieron el pronóstico es amplísimo, pero también lo es el de las sorpresas. En esa lista se puede meter al equipo de baloncesto 3x3, al boxeador Ayoub Ghadfa, al kayakista Pau Echániz, a las tenistas Cristina Bucsa y Sara Sorribes o a los canoístas Joan Antoni Moreno y Diego Domínguez. Y entre los que sí cumplieron las expectativas se incluye a Saúl Craviotto, que logró la sexta medalla que le deja como líder en solitario del olimpismo español, los marchadores María Pérez y Álvaro Martín o Carlos Alcaraz.

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