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Los organizadores de los Juegos de Tokio solo desean que arranquen las competiciones y que la atención mundial se centren en los logros deportivos de los participantes, porque los días previos son una sucesión de noticias entre preocupantes y directamente negativas que no dan un ... respiro a los responsables. El último escándalo tiene que ver con el compositor de la ceremonia de apertura de los Juegos, Keigo Oyamada, más conocido como Cornelius. Su dimisión tras conocerse unos abusos de acoso escolar con alumnos discapacitados –tiene 52 años– al airearse unas entrevistas de 1994 y 1995 donde hablaba de ello sin aire de arrepentimiento han dejado claro que a día de hoy, para los organizadores de los Juegos, todo lo que puede salir mal, saldrá mal, teniendo en cuenta que son unas declaraciones de hace ¡26 años! las que se han llevado por delante a una de las estrellas del acto inaugural del viernes.
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El caso de Cornelius, un músico muy famoso en Japón, ha estallado después de que se rescataran recientemente unas entrevistas de la década de los noventa donde relataba con todo detalle cómo atormentaba a sus compañeros en el colegio. El suceso más duro, y que ha sido el detonante de la crisis, se refiere a cuando hizo que un compañero discapacitado se comiera sus propias heces y se masturbara frente a la clase.
Mientras el compositor se apresuró a pedir perdón de forma pública al regresar a la luz estas intervenciones suyas, los organizadores de los Juegos trataron de quitar hierro al asunto al reconocer que no tenían idea de que el músico hubiera actuado de manera tan atroz en su pasado, pero que habían pasado muchos años de aquellos sucesos, que había pedido perdón publicamente y que por ellos Cornelius podía seguir trabajando y tomar parte en la ceremonia de inauguración.
Sin embargo, ayer Keigo Oyamada dejó helado al Comité al presentar su renuncia. «Me gustaría expresar mi más sincero agradecimiento por todos los comentarios y sugerencias, y reflexionaré sobre ellos en mis acciones y pensamientos futuros. Me disculpo sinceramente por este incidente», dijo el músico en las redes sociales.
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Los organizadores de los Juegos, después de su declaración, dijeron que entendían el paso y que incluso era la salida adecuada. «A la luz de su sincera disculpa, expresamos nuestra voluntad de permitir que el Sr. Oyamada continúe con su trabajo en los preparativos en el poco tiempo que queda antes de la Ceremonia de Apertura», dijo el comunicado. «Sin embargo, hemos llegado a creer que esta decisión fue incorrecta y hemos decidido aceptar su renuncia».
La ceremonia inaugural, un evento seguido en todo el mundo, se ha preparado con mimo desde el comité organizador, que confía en que todo salga bien después de los tropiezos, puesto que el de Cornelius no ha sido el único contratiempo. Ya en marzo, el director artístico de los Juegos, Hiroshi Sasaki, presentó su dimisión por la repercusión que tuvo su propuesta para que una conocida actriz nipona se vistiera de cerdo en la ceremonia inaugural. La revista Shukan Bunshun, que recogió la polémica, explico que «durante una lluvia de ideas» en 2020, Sasaki propuso que en dicha ceremonia apareciera la actriz Naomi Watanabe caracterizada como un cerdo y descendiendo desde el cielo, y se refirió a ella como 'Olympig', un juego de palabras entre «olímpico» y «cerdo».
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Tras conocerse el suceso y a la vista de la repercusión, Sasaki ofreció su dimisión a la presidenta de Tokio 2020, Seiko Hashimoto tras reconocer que había sido una idea «muy inapropiada». «Leyendo el titular del artículo, yo misma estaba en 'shock'. Los comentarios fueron inapropiados, muy lamentables y muy insultantes hacia la persona mencionada en la discusión», dijo Hashimoto en una rueda de prensa.
Para entender la dimensión de lo que supuso esa dimisión basta con recordar que Sasaki, de 66 años, estuvo a cargo del acto de 2016 en el que Río de Janeiro cedió el testigo a Tokio como sede olímpica, en el que el exprimer ministro japonés Shinzo Abe emergió de una tubería caracterizado como Super Mario.
Pero ni semejante reconocimiento evitó su salida. De hecho, la presidenta de Tokio 2020 también se puso al frente de la organización tras la dimisión de su anterior responsable por unos comentarios sexistas, con lo cual, las polémicas y dimisiones han sido habituales en la organización de estos complicados Juegos.
De todos modos, los hay optimistas y piensan que todo esto pasará al olvido en cuanto los deportistas se pongan en marcha. David Wallechinsky, uno de los miembros fundadores de la Sociedad Internacional de Historiadores Olímpicos y ex presidente de la organización, cree que «estos Juegos Olímpicos saldrán bien». «Mi experiencia es que una vez que comiencen las competiciones, los medios y el público cambiarán su atención de manera abrumadora hacia la competición y los atletas», aseguró en medios estadounidenses.
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