Beatriz Juez e Igor Barcia
París
Jueves, 25 de julio 2024, 00:04
El río Sena se va a convertir el viernes en el gran protagonista de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de París. «Por primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos, la ceremonia no tendrá lugar dentro de un estadio, sino en el ... Sena», subrayó el presidente Emmanuel Macron en un encuentro en el Palacio del Elíseo con la prensa extranjera.
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Macron no quiso desvelar los detalles del espectáculo que preparan Thomas Jolly, director artístico de las ceremonias de inauguración olímpicas y paralímpicas, y la coreógrafa Maud Le Placed, pero explicó que habrá «artistas mundiales, bailarines y una orquesta» que convertirán a París en «un gran teatro al aire libre».
La ceremonia inaugural comenzará a las 19:30 horas y durará más tres horas y 45 minutos. La cita olímpica se encuentra desde hace meses bajo la amenaza del terrorismo islámico, de forma que está programado un despligue policial sin precedentes recientes con más de 45.000 gendarmes y 5.000 militares. El espacio aéreo estará cerrado el viernes desde las 18:30 horas hasta medianoche.
Thomas Jolly, director de teatro y actor francés, ha trabajado codo a codo con la escritora Leïla Slimani, la guionista Fanny Herrero, el historiador Patrick Bucheron y el dramaturgo Damien Gabriac en una ceremonia que promete que romperá los códigos establecidos en este tipo de actos entremezclando la parte de las delegaciones, la parte del protocolo y la parte artística. El vestuario está a cargo de Daphné Bürki.
Habrá en total 12 escenas artísticas con el río Sena como hilo conductor y con más de 3.000 artistas. Unos 160 jefes de Estado y de gobierno y 300.000 espectadores seguirán en directo el espectáculo a ambas orillas del Sena. Se espera que 1.500 millones de espectadores lo sigan por televisión desde sus casas y en las redes sociales.
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A la espera de conocerse el nombre de los grandes artistas que participarán en la ceremonia de inauguración, el diario Le Parisien da casi por seguro que la cantante franco-maliense Aya Nakamura será una de las estrellas de la noche, a la espera de que se confirme la actuación de la canadiense Céline Dion, que ya está París. Esto supondría el gran regreso de la diva canadiense, retirada de los escenarios desde 2020. También podría estar Lady Gaga.
Macron había defendido que Aya Nakamura, la cantante francesa más escuchada en streaming, cantara en la ceremonia de apertura o de clausura de los Juegos. La extrema derecha se oponía a ello al considerar que la cantante negra «no representa a Francia» y «no canta en francés». En realidad, sí canta en francés, pero usa argot juvenil y lo mezcla con palabras en otros idiomas (incluído el español) y expresiones inventadas por ella.
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Uno de los puntos fuertes de la noche será el desfile fluvial de los atletas. En vez de las típicas imágenes de los Juegos Olímpicos de los atletas desfilando en una pista de atletismo dentro de un estadio, los deportistas serán trasportados a bordo de 85 barcos por el río Sena.
Como suele ser costumbre, abrirá el desfile un barco griego, por ser Grecia la cuna del olimpismo, y lo cerrará la embarcación francesa, por ser Francia la anfitriona de los Juegos.
En su recorrido de 6 kilómetros, que va desde el puente de Austerlitz a la zona de Trocadero, los atletas olímpicos pasarán al atardecer por delante de la catedral de Notre-Dame de París, el museo del Louvre, el Obelisco de la plaza de la Concordia, el puente Alejandro III, los Inválidos y la Torre Eiffel.
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Que el Sena sea el protagonista de la ceremonia podríamos decir que es un capricho del presidente del COI. Thomas Bach pensó en el río parisino cuando presenció la inaguración de los Juegos de la Juventud en 2018, y no paró hasta hacerlo realidad. Pero ha sido costoso. Sus aguas han puesto muchas pegas. Para empezar, no eran aptas para el baño desde 1923 por razones sanitarias al presentar altos niveles de contaminación. Uno de los motivos de esta contaminación era el vertido de aguas fecales en el río.
Según el Ayuntamiento de París, la inversión necesaria para habilitar el agua del río Sena, de cara al evento deportivo, ha sido de 1.400 millones de euros. Esta inversión ha incluido, entre otras medidas, la construcción de un depósito de 50.000 metros cúbicos que permitirá almacenar el agua de lluvia para su retención, la mejora de las conexiones entre las viviendas y la red de alcantarillado para evitar el vertido de aguas residuales al río y la construcción del VL8, un túnel gigante de varios kilómetros que costó 339 millones de euros.
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«Hay que imaginar un túnel muy largo que pasa bajo el Sena», explicó Claire Collignon, directora técnica del sistema. Nueve kilómetros de galerías que serpentean entre Athis-Mons y Valenton, bordeadas por cinco pozos. A través de este túnel las aguas residuales se conectan a un enorme embalse para depositar las aguas contaminadas y evitar que lleguen al río. Todo con el objetivo de que allí se puedan disputar el triatlón y las pruebas de natación de aguas abiertas y en el futuro los parisinos puedan volver a bañarse en el río después de un siglo de espera.
El problema es que las lluvias no han dado tregua durante los últimos meses y no había forma de que los índices que miden el estado de las aguas del Sena dieran los resultados deseados por los organizadores hasta que por fin en la semana del 10 al 16 de julio se hizo la luz. El agua del Sena, a siete días del inicio de los Juegos, volvió a ser de bastante buena calidad, según los resultados de las muestras reveladas por la prefectura de la región de Isla de Francia. Esa semana estuvo marcada «por dos episodios importantes de lluvia, especialmente aguas arriba de París, que afectaron la calidad y el caudal del agua. A pesar de estas malas condiciones meteorológicas, la calidad del agua del Sena alcanzó los umbrales de cumplimiento de la directiva europea en tres cuartas partes de los puntos supervisados, durante cuatro días. «En el punto de control de la sede olímpica, este nivel se alcanzó seis días a la semana», subrayó la prefectura regional. Gracias a la cuenca de Austerlitz se retuvieron «casi 15.000 m3». Lo que «contribuyó a una rápida recuperación de la calidad del agua, volviendo al cumplimiento el 14 de julio».
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Y llegó el esperado baño de Anne Hidalgo, la alcaldesa de París, quien a nueve días de la inauguración de los Juegos se lanzó con un traje de neopreno a las turbias aguas del Sena para demostrar su confianza en la limpieza de las mismas. Ella ha sido una de las grandes defensoras del proyecto y una de las personas que albergaba ese sueño de que las pruebas de natación se desarrollen en un escenario donde los parisinos podrían bañarse en 2025: «Es una promesa». «Es por nuestra calidad de vida de hoy y de mañana, por nuestros hijos y para que los océanos estén limpios», añadió Hidalgo, impulsora de unos Juegos que tengan en cuenta el cambio climático.
Las nuevas construcciones permanentes que dejarán los Juegos -en especial el estadio Porte de la Chapelle, el centro acuático de Saint-Denis y la Villa Olímpica y Paralímpica- han sido también concebidas teniendo en cuenta el alto rendimiento medioambiental o las bajas emisiones de carbono y todos los sitios olímpicos, en general, se dotaran de electricidad renovable. La Villa Olímpica, en la que se plantarán casi 9.000 árboles una vez concluyan los Juegos, se transformará en un barrio residencial de 2.800 viviendas, con seis hectáreas de espacios verdes. Cuenta con paneles solares e instalaciones para regular la temperatura gracias a sistemas geotérmicos, pero la medida no ha sido bien recibida por todos y hay delegaciones como Estados Unidos o Japón que encargaron 2.500 aparatos de aire acondicionado, al considerar que las habitaciones de la Villa podrían no ser lo suficientemente frescas frente a posibles olas de calor.
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Otro legado importante que París guardará para la posteridad será la apuesta de estos Juegos por el transporte público y la bicicleta. La medida que más destaca es la muy esperada extensión del metro hasta el aeropuerto de Orly, que quedó estrenada a finales de junio. La conexión se hace a través de la línea 14, que es totalmente automática y en su extremo norte llega hasta Saint-Denis, el departamento donde se encuentran la Villa Olímpica y algunas sedes de competiciones.
Todos los recintos que albergarán pruebas deportivas serán accesibles mediante transporte público y un 80% de ellos se encuentran en un radio de 10 kilómetros y a menos de media hora de la Villa Olímpica, por lo que la bicicleta se ha impulsado como uno de los medios de movilidad más amables y valorados para recorrer París.
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