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Fin de fiesta en Tokio para despedir los Juegos del coronavirus

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AGENCIAS
Tokio 2020 / Clausura

Fin de fiesta en Tokio para despedir los Juegos del coronavirus

A todo ritmo, pero sin espectadores en el Estadio Olímpico, los atletas celebran la clausura de los Juegos más especiales y polémicos de la historia y dan el relevo a París 2024

PABLO M. DÍEZ

Domingo, 8 de agosto 2021, 12:20

Con un fin de fiesta discreto y sin alardes, los Juegos Olímpicos de Tokio han bajado este domingo el telón después de dos semanas de competición. Han sido 16 días, más los que hubo pruebas antes de la inauguración, plenos de emociones dentro y fuera de los estadios. Desde aquel 23 de julio que ahora parece tan lejano porque han ocurrido tantas cosas, esta cita olímpica quedará para la historia como los Juegos del coronavirus.

Celebrados por primera vez a puerta cerrada para evitar que se dispare aún más la pandemia, han sido un brillante espectáculo televisivo, pero, eso sí, en el que ha faltado la emoción del público animando a gritos en las gradas. A pesar de tan notable ausencia, que daba un aspecto desolador a los estadios y pabellones, los atletas se han superado una vez más con sus récords y gestas. Junto a la estupenda organización, ha sido la gran actuación de los deportistas, sobre todo del equipo nipón, la que ha calmado un poco las críticas que habían desatado los Juegos en este país por celebrarse en pleno repunte del Covid-19.

En la ceremonia de inauguración, más contenida que este fin de fiesta, hasta se oían dentro del Estadio Olímpico las protestas de quienes se manifestaban a sus puertas. Con la música atronando a tope, eso habría sido imposible en la clausura incluso aunque se hubieran multiplicado los manifestantes como panes y peces. Aunque un pequeño grupo se concentró en los alrededores para gritar sus consignas contra los Juegos, la mayoría de quienes deambulaban por allí eran pacíficos curiosos más interesados en fotografiarse ante los aros olímpicos y en ver a algún atleta famoso que en montar jaleo.

Para eso ya estaban los atletas, que liberaron la tensión bailando sobre la pista tras desfilar con sus banderas. Como las restricciones del coronavirus les han obligado a abandonar Japón 48 horas después de competir, en la clausura faltaban deportistas de 62 de los 206 países participantes, cuyas enseñas nacionales fueron portadas por voluntarios. Por ese motivo, a esta clausura acudieron muchos menos deportistas que en ocasiones anteriores. Aunque al principio todos llevaban mascarilla, muchos se las acabaron bajando y hasta quitándose las camisetas para intercambiarlas por las de otros países.

Como si fuera una «rave» olímpica, los atletas y voluntarios bailaron al son de la Tokyo Ska Paradise Orchestra, que animó incluso a los periodistas presentes en el Estadio Olímpico, los únicos privilegiados para ver este espectáculo en vivo junto a los miembros de los distintos comités nacionales.

Durante la gala también se entregaron las medallas de la maratón, cuyos oros acaparó Kenia en su modalidad masculina y femenina, antes de recordar a los ausentes. Introducido por un redoble de «taiko» (típico tambor japonés), el homenaje a los fallecidos fue interpretado por la bailarina Aoi Yamada, rodeada de farolillos rojos.

El sabor local continuó con cuatro danzas regionales antes de dar el relevo a París como próxima sede olímpica en 2024. La bandera la recogió su alcaldesa, Anne Hidalgo, quien presentó un vídeo epatante donde la capital francesa mostró su rostro más juvenil, multicultural y moderno, especialmente con los nuevos deportes que debutarán allí, como el «break dance». Con dos medallas para España, en Tokio lo hizo el kárate porque Japón es su cuna, pero no volverá a estar presente en París 2024. Para repetir el éxito que ha tenido el kárate, cuya medalla olímpica Sandra Sánchez fue la abanderada en el desfile, el Comité Olímpico Español (COE) tendrá que empezar a pensar en prácticas de «break dance».

Pero esa es otra historia y la de Tokio termina aquí, con el coronavirus disparado en Japón y una ruinosa herencia económica por el año de aplazamiento que provocó la pandemia y la falta de espectadores en los estadios. Atrás quedan, sin embargo, los récords de sus atletas, que van más allá de lo deportivo. «En estos tiempos difíciles, le habéis dado al mundo el más preciado de los regalos: esperanza. Por primera vez desde la pandemia, el planeta se ha unido en torno al deporte. Esto nos da esperanza y fe en el futuro. Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 son los de la esperanza, la solidaridad y la paz», se congratuló el presidente del COI, Thomas Bach. Un sueño hecho realidad que, como destacó, ha sido posible gracias a Tokio y a Japón. «Lo hemos hecho juntos», declaró solemne antes de declarar cerrados los Juegos de la XXXII Olimpiada, cuya llama se apagó lentamente en la esfera del pebetero que simboliza al monte Fuji.

En una Olimpiada reducida a tres años, su fuego volverá a arder en París 2024. Ojalá para entonces ya no haya coronavirus y los espectadores puedan volver a los estadios.

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