Igor Barcia
París
Sábado, 10 de agosto 2024, 21:24
Los atletas españoles siguen llamando a la puerta de los 800 metros y es cuestión de tiempo que se abra para celebrar un podio que será un hito. Adrián Ben fue quinto en los Juegos de Tokio y fue el primer español en una final ... olímpica en las dos vueltas a la pista. Ayer Mohamed Attaoui alcanzó al gallego al repetir posición, pero en el caso del atleta de Torrelavega, lo hizo en una carrera brutal en la que los mejores del mundo decidieron correr. Y cómo lo hicieron. Aquí están los datos. Cuatro atletas corrieron por debajo de 1.42 y siete por debajo de 1.43. Attaoui estuvo a cuatro centésimas de ese récord de España que hizo antes de los Juegos en Mónaco, y con el crono de ayer hubiera sido campeón olímpico en todos los Juegos Olímpicos anteriores salvo en Londres'12, cuando David Rudisha regaló a los presentes un récord del mundo que sigue vigente. Con todos esos ingredientes,el 800 masculino resultó ser una de las mejores finales de estos Juegos en la que el cántabro aseguró sentirse «orgulloso» con ese quinto puesto «porque he dado todo lo que tenía».
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A sus 22 años, Attaoui se ha colocado en la élite mundial después de una temporada donde su salto de calidad ha sido enorme. Desde que On Athletics, uno de los equipos más poderosos del momento, puso sus ojos en él, las cosas han cambiado por completo para Attaoui. El alemán Thomas Dreibigacker es su nuevo entrenador y el atleta ha cambiado Torrelavega y su familia por concentraciones en Sankt Moritz y Sudáfrica, donde entrena y descansa, un plan que le ha llevado en 2024 primero a ser subcampeón de Europa, después a batir el récord de España por segundo y medio y ayer a ser quinto en la final de los Juegos Olímpicos. Un ilusionante futuro se abre a los ojos de Attaoui, que además de ser capaz ya de correr a estos ritmos de locos, cuenta con un final muy potente que es fundamental en esta distancia.
En la final olímpica Emmanuel Wanyonyi ejerció de maestro de ceremonias. A sus 20 años, es el nuevo talento de Kenia para la distancia y no le tiembla el pulso a la hora de declarar que su objetivo es batir el récord del mundo de Rudisha más pronto que tarde. «Si él pudo hacerlo yo también», dijo el año pasado. En París, con una personalidad muy a tener en cuenta para su edad, asumió el mando de la prueba y dijo 'el que pueda que me siga'. «Cuando vi el paso del 200 ya sabía que íbamos a ir a 1.42 y al pasar los 400 metros en 50,28, que la carrera iba para 1.41», resumió Attaoui.
El caso es que en la segunda vuelta Wanyonyi se encontró con un duro rival. Marco Arop le apretó de tal manera que solo les separó una centésima. Para el keniano la victoria con 1.41.19, para el canadiense el récord de América con 1.41.20. Y el aviso de Wanyonyi, porque ayer estuvo a 29 centésimas de esa marca mundial de Rudisha.
Aguilar, sexta
Yulenmis Aguilar empezó muy fuerte la final de lanzamiento de jabalina, con 62,78 metros que la colocaban en la segunda plaza tras la primera ronda. Pero la española no pudo ir más allá. Sus siguientes intentos no estuvieron a la misma altura que el del estreno y la lanzadora de origen cubano finalizó en una sexta plaza que deja buen sabor de boca después de que hace dos meses, en su estreno con España, no pasara a la final del Europeo de Roma. Por lo que respecta a Agueda Marqués, volvió a tener una gran actuación en la final de 1.500 metros al ser undécima con 4.00.31, marca personal.
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Dos grandes se llevaron el título olímpico en 5.000 y 1.500 metros, respectivamente. Jakob Ingebrigtsen, tras quedar cuarto en 1.500, se impuso en la distancia superior con 13.13.66. Otra que buscaba la reválida era Faith Kipyegon, segunda en los 5.000 metros y que ganó el 1.500 con 3.51.29, nuevo récord olímpico.
Kerr y McEwen, sólo puede quedar uno
Fue la final que de forma inesperada acaparó buena parte de la atención de la última jornada. En el salto de altura cayeron los clásicos dominadores como Tamberi y Barshim, y a la pelea por el oro llegaron el neozelandés Kerr y el estadounidense McEwen. Tras pasar ambos el 2,36, el listón situado en 2,38 fue demasiado para ambos. ¿Qué hacer? ¿Resolver la prueba con un reparto de oros como hicieron Tamberi y Barshim en Tokio o seguir saltando? Kerr fue directo donde el estadounidense, le dio la mano y le dijo 'a saltar'. Así que había que desempatar en la pista. Los dos fallaron el único intento en 2,38 y 36. Shelby McEwen volvió a tirar el listón en su intento sobre 2,34, pero Hamish Kerr lo superó para hacerse con el oro olímpico. La felicidad fue plena para este neozelandés que demostró estar convencido de que podía ser campeón en solitario. Y lo hizo. En los penaltis.
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