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Su abuelo le hizo enamorarse del fútbol desde la cuna y su primo le enseñó a dar sus primeros toques en su casa de Quel. Ana Soldevilla lleva el fútbol en las venas y con los años ha visto cómo, pese a las dificultades, ... se puede vivir de este deporte. Aunque sea en Italia, donde reside desde hace 8 años y en equipos como el Olimpus de Roma, el Lazio o el Pescara.
– ¿Cómo llega el fútbol a su vida?
– Se lo debo a dos personas de mi familia. El primero en meterme el fútbol en vena fue mi abuelo. Siempre estaba viéndolo en la televisión y además me trasladó el amor por el Real Madrid. Soy del Madrid hasta la muerte. Además, también se lo debo a mi primo ya que siempre que salía de trabajar se acercaba a mi casa para pegar unos toques al balón.
– ¿Practicó otros deportes?
– Sí, practiqué otros porque desde bien pequeñita. Me ha gustado mucho el deporte en general. Hice natación, atletismo e incluso patinaje artístico influenciada por mi hermana. En general se me daban bien todos los deportes, pero recuerdo que rápidamente le dije a mi madre que quería jugar a fútbol.
– ¿Qué es lo que le hizo decantarse por el fútbol sala?
– Siempre he sido una niña feliz pegada a un balón. Yo no veía la hora de que llegasen los entrenamientos o de bajar al patio para jugar con otros compañeros. Tanto mi familia como yo vimos que el fútbol era lo mío.
– ¿Dónde empezó?
– Empecé a los seis años en el equipo de mi pueblo, Quel. Era un club en el que solo había chicos pero nunca me importó eso. No fue hasta los doce años cuando empecé a jugar con un equipo de todo chicas dentro del Camino Cienta de Arnedo.
– ¿Cómo recuerda sus años como escolar?
– Fueron unos años muy felices. No recuerdo ningún tipo de discriminación por ser una chica jugando al fútbol. Igual se debe a que mis compañeros veían que tenía calidad. No lo sé. Pero disfruté mucho de mi etapa escolar aunque, como en todo, tuve que dejar ciertas cosas por competir al más alto nivel tanto en los equipos en los que jugué como en la selección.
– ¿Se imaginó en algún momento que podría vivir de ello?
– Nunca me lo hubiera imaginado. Empecé en esto porque me gustaba y durante mucho tiempo prioricé mis estudios pero me salió la oportunidad de venir a Italia y aquí estoy viviendo del fútbol sala ocho años después.
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