«Han sido veinte años de dedicación y esfuerzo»

Paula Estebas lleva la friolera de veinte años dentro de las pistas de baloncesto. Empezó a darle botes al balón con apenas 9 años en un pequeño club mixto dentro de su colegio hasta llegar al Movistar Estudiantes, equipo en el que milita en la actualidad a sus 29 años; no sin antes ocupar la capitanía del Campus Promete donde se formó y compitió durante siete temporada en la máxima categoría.

– ¿Cuáles fueron sus primeros pasos dentro de este deporte?

– Yo no conocía mucho del baloncesto, la verdad, pero mi padre quería que lo probara. Como dentro de mi colegio no había equipo, empezó a hablar con varios padres para que sus hijos se apuntaran y así es cómo formamos el equipo del Doctor Castroviejo. Empecé con nueve años con el único objetivo de pasármelo bien.

– ¿Probó otro tipo de deportes antes de empezar con el baloncesto?

– Sí, probé muchísimas cosas. Siempre he sido una niña muy movida y en mi casa se ha hecho mucho hincapié en la práctica de cualquier deporte. Empecé con el fútbol antes de probar el baloncesto pero también he competido en bádminton y he corrido muchas carreras populares. Además del deporte, otra de mis grandes pasiones es la música, más en concreto, el violín.

– ¿Cómo pasa de jugar en el patio de su colegio a ser capitana del Campus Promete?

– Han sido veinte años de dedicación y esfuerzo aunque, sinceramente, ni yo misma soy consciente del nivel al que he llegado. He tenido la enorme suerte de ir creciendo y mejorando en este deporte conforme los clubes en los que estaba fueron ascendiendo. Me pasó en Las Gaunas, equipo en el que estuve durante toda mi etapa del instituto, y después con el Campus Promete.

– ¿Cómo recuerda su etapa escolar?

– Fueron unos años muy felices aunque algo duros ya que tenía que compaginar los estudios con los entrenamientos y las clases de violín. Ni yo misma sé cómo logré sacar todo.

– ¿En qué momento vio que iba a poder dedicarse a ello?

– Creo que empecé a darme algo de cuenta cuando me llamaron para la selección. Nos concentraban un mes en verano y yo prefería ir hasta Valencia o Galicia para entrenar que estar con mis amigas de vacaciones celebrando el fin de exámenes. He tenido que dejar muchas cosas por el baloncesto, pero no me arrepiento de nada.