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Daniel Panero
Domingo, 15 de diciembre 2024, 19:42
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El Manchester City continuó este domingo con su particular descenso a los infiernos. El conjunto que dirige Pep Guardiola cayó en el derbi de Mánchester en un partido marcado por el mal momento que atraviesan ambos equipos y por la falta de idea del campeón de la Premier. Se adelantaron los 'sky blue' con un tanto de Gvardiol pero se vinieron abajo en los últimos momentos y un gol de Bruno Fernandes de penalti y otro de Diallo en el descuento dieron la vuelta al choque. El City solo ha ganado un partido de los últimos diez que ha disputado y ya está fuera de puestos de Liga de Campeones.
El fútbol es casi siempre un deporte imprevisible, pero hay otras veces en las que la lógica se impone. Eso ocurrió este domingo en el Etihad en un primer tiempo soporífero que a nadie de los allí presentes sorprendió. Se veían las caras el peor City desde 2010 y el peor United de la era Premier League, dos crisis galopantes frente a frente en un partido a cara de perro en el que la tensión se cortaba con un cuchillo. Y eso que el Etihad puso de lo suyo para suavizar el ambiente con una pancarta en apoyo de Pep Guardiola, pero ni por esas logró que los suyos salieran atenazados.
City
Ederson; Walker, Dias, Gvardiol; Nunes, Gündogan (Savinho, min. 89), Bernardo, Foden, De Bruyne (Kovacic, min. 68), Doku (Grealish, min. 77); Haaland.
1
-
2
United
Onana; De Ligt (Yoro, min. 79), Maguire, Lisandro; Mazraoui (Antony, min. 79), Dalot; Ugarte, Bruno, Diallo (Lindelof, min. 91), Mount (Mainoo, min. 14); Hojlund (Zirkzee, min. 78).
Goles 1-0: min. 36. Gvardiol. 1-1: min. 88. Bruno Fernandes, de penalti. 1-2: min. 90. Diallo.
Árbitro Alejandro Quintero González. Amonestó a Hojlund y Walker.
Incidencias Partido disputado en el Etihad Stadium ante 55.000 espectadores.
Y es que el Manchester City es apenas un rastro de lo que fue. Guardiola, tras un triunfo en los últimos nueve partidos, se refugió en la pelota para salir del bache. Apostó por un 3-5-2 con el que hacerse rápidamente con la pelota gracias a la presencia de jugadores con buen pie como Gündogan, Bernardo Silva, Foden o De Bruyne y someter a un rival incapaz de definir las líneas a seguir con cada proyecto que nace en Old Trafford. La apuesta salió regular. El City no tuvo profundidad pero tampoco sufrió en exceso por la timidez de los de Amorim y el partido llegó al descanso en una cornisa de la que ninguno se quería precipitar. El premio lo encontró finalmente el equipo de Pep tras un centro de De Bruyne que se envenenó tras tocar en Diallo y que terminó cabeceando Gvardiol para deshacer el empate y despertar al público a tiempo para la hora del bocata.
Tras la reanudación, los problemas seguían sobre el tapete. El City aglutinó muchos futbolistas sin inspiración por el centro y tanto Doku como Walker no encontraban la manera de recibir la pelota en zonas de peligro desde los costados. El resultado fue un Guardiola que se desgañitaba desde la banda y un Haaland cada vez más aislado del resto de sus compañeros. La falta de ideas la aprovechó el United para dar un pequeño paso al frente y llevar a cabo un par de transiciones que terminaron en una prodigiosa intervención de Ederson tras un remate de cabeza de Diallo.
Guardiola supo entonces que el escenario podía cambiar y que necesitaba un jugador en la medular para recuperar el control y ser menos vulnerable en las transiciones. El de Sampedor introdujo a Kovacic por De Bruyne, pero no logró el efecto que deseaba y Bruno Fernandes tuvo en sus botas un mano a mano que envió al limbo. La tensión iba a más y faltaba la traca final para los 'cityzens'. Matheus Nunes la pifió con un pase atrás y en su intentó por recuperar el balón derribó a Diallo y cometió penalti. Bruno Fernandes no falló, silenció el Etihad y disparó una cuenta atrás para Guardiola, que con las manos en la cabeza no daba crédito a lo que estaba ocurriendo.
Los murmullos del Etihad eran cada vez mayores y las sensaciones eran opuestas. Amorim quería más, Guardiola miraba el marcador y Diallo corría como aquel que sabe que es su oportunidad en la vida. Lisandro le puso un balón al espacio y el joven, de apenas 22 años, se convirtió en héroe al burlar la salida de Ederson y cerrar una nueva tarde de pesadilla para el Manchester City, que alarga su agonía. Solo ha conseguido un triunfo en los últimos diez partidos, está fuera de puestos Champions y el run run en torno al equipo cada vez es mayor. Es el peor momento de Guardiola en toda su carrera como entrenador.
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