El Varea conjuga su versión más práctica para seguir soñando

El encuentro caminaba hacia la goleada pero el calor y la presión rinconera rebajaron el optimismo de los aficionados locales. El River no pisó con asiduidad el área del Varea, pero tampoco sufrió en exceso.

Tras el descanso, el Varea, que se permitió el lujo de dejar en el banquillo a Daniel Suárez, tocó corneta para capitular el duelo en los primeros compases de la segunda parte. Tuvo una clara Rubén Pérez, pero prefirió mirar a su compañero que definir ante César. Algo inhabitual en un goleador nato.

El River Ebro se intentaba quitar la presión de encima y logró llamar a la puerta del gol con un disparo de Abel que blocó Benjamín. Cordovín, intratable por dentro, pudo subir el segundo tras conectar en semi-bote un potente disparo, pero el cuero se fue al anexo.

Con un gran planteamiento defensivo que bordeó la matrícula en las jugadas de estrategia, al River le faltó frescura para hilvanar y llegar con más argumentos al área local. Muy solos, los atacantes visitantes tenían que hacer la jugada de sus vidas para sacar petróleo.

Rubén Pérez, sustituido a diez minutos del final, cruzó en exceso un balón en una jugada que se creó el mismo. Una acción de delantero centro que tanto demandan y sufren por ellas los equipos llamados a pelear por el ascenso en primavera.

El tramo final del encuentro fue para el River un infierno de errores, desaciertos y casualidades mal conjugadas que acabaron con los visitantes reclamando al colegiado el final del partido. Primero fue la lesión que sufrió Eduardo en su tobillo izquierdo que, a tenor de sus desconsolados gritos sobre el césped, parecía grave. No pudo salir del campo por su propio pie. La desafortunada acción tuvo lugar después de que los visitantes gastaran los tres cambios reglamentarios, obligando al River a jugar con 10 futbolistas los minutos finales. Las desgracias no quedaron en eso y antes del descuento, Abel vio la segunda amarilla. Nueve futbolistas para intentar alzarse a por el empate en el feudo del colíder. Casi nada.

Daniel Alcalde, en su enésimo derroche de potencia y velocidad, forzó el penalti que él mismo transformó en el último parpadeo del encuentro. Gol, 2-0 y victoria para seguir soñando con el liderato.