La Tercera se le queda pequeña al Náxara

Para entender la hazaña conseguida por los blanquiazules este curso hace falta echar la vista hacia atrás. Sin pasado no hay presente y sin presente no hay futuro. Lejos de lamentarse tras el varapalo vivido en su última andadura en Segunda Federación, la directiva del Náxara apostó por una línea continuista con la renovación de catorce jugadores y un cuerpo técnico que, pese al descenso, decidió hundirse con el barco.

A esto habría que añadir el enorme arraigo del club para con el pueblo, una bonita relación correspondida que además nutre al primer equipo con hasta ocho futbolistas que llevan defendiendo sus franjas blancas y azules desde la cuna. «Queríamos renovar al mayor número de gente posible y dice mucho de esos catorce que, aun volviendo a Tercera, decidieron quedarse; ahí asentamos la base. Y, luego, con los fichajes, nos reforzamos para pelear por un objetivo en el que llevamos trabajando desde la pretemporada», asegura el presidente del Náxara, Marcos Martínez.

La paciencia ha dado sus frutos y de qué manera. Líder indiscutible del grupo XVI, ha conseguido mantenerse invicto más jornadas incluso que los mastodontes de Primera, poniendo muchos focos de vuelta al campo de La Salera. Solo ha perdido un partido esta temporada, contra la UD Logroñés B, y ha empatado otros dos ante el Varea y el Agoncillo, para ir construyendo ladrillo a ladrillo una hazaña que servirá de ejemplo para muchos.

83 puntos acumula en su pesado casillero de los 90 posibles que se podían sumar en las treinta jornadas disputadas por el momento. Además ha sido el más certero de cara a puerta contraria con 99 goles a favor, lo que hace una media de 3,3 goles de media por partido. Por si fuera poco, su milimétrica ofensiva ha ido de la mano de su parcela defensiva al solo haber encajado once tantos en contra. Encomiable, cuanto menos.

Lo cierto es que el Náxara ha roto estadísticas dejando el nivel para los que le van a seguir por las nubes. Pero no es cuestión de azar sino de esfuerzo y constancia. «Aunque parezca que el equipo lo hace fácil no es sencillo ganar casi todos los partidos y ascender con cuatro partidos de margen; es complicado quedar primero y proclamarte ganador pero esto es tan solo el resultado del sacrificio de los chavales», añade Marcos.

Ahora toca celebrarlo, descorchar el champán y disfrutar fuera del campo de lo peleado dentro de él. La Salera, que pide a gritos una mejora de sus instalaciones antes de volver a Segunda Federación, estará esperando con los brazos abiertos a un equipo que ya conoce el sabor de la gloria.