La UDL B sigue arriba sin brillar

Pero lo peor del fútbol se vivió nada más empezar el encuentro. La grave lesión de Ignacio Palacios trastocó el encuentro y a los suyos, que parecieron no reaccionar a los duros momentos vividos sobre el césped. Porque el deporte quedó en segundo plano en el minuto 5. La infortunada lesión de Ignacio, que tuvo que ser trasladado al hospital en ambulancia después de sufrir un golpe y lesionarse la tibia, obligó a parar el encuentro casi 25 minutos. Los fisioterapeutas de ambos equipos se volcaron en ayudar al joven futbolista, un bonito detalle con el que quedarse en la desgracia.

El receso y la preocupación hicieron que el choque tardase en volver a entrar en calor. El filial blanquirrojo trataba de estirarse, pero sin acierto ante un Comillas seguro atrás. Martín Lapeña, Ander Dulce y Mario protagonizaron acercamientos, que no ocasiones claras en esos primeros 35 minutos. El Comillas buscaba una contra, pero no la hallaba, dentro de un partido romo en el que la UDL tampoco lograba hacer correr el balón como en ellos es habitual.

Casi al filo del descanso, la UDL B se aprovechó de un error de Arróniz. El meta salió, el área se le quedó pequeña y tuvo que despejar con el pecho. El balón quedó servido para que Ander Dulce, con un toque sutil, llevase el cuero a las mallas sin oposición. El trabajo de los azules se desvanecía en un momento. Una indecisión les obligaba a remar a contracorriente en la segunda mitad para dar la vuelta al encuentro e intentar puntuar para alejarse de la zona baja.

Pero, a la vuelta de vestuarios, el Comillas se vería totalmente fuera del partido. Una falta directa botada por Adrián se colaba limpiamente en la portería. Arróniz ni tan siquiera se estiró. Golazo y partido sentenciado. Quedaban casi 40 minutos de un encuentro que con el retraso acumulado comenzaba a hacerse largo para todos, público y jugadores. La UDL Promesas, con ventaja en el marcador, se sintió más cómoda para tocar sin arriesgar. Los de Javi Adán solo encontraban en los balones largos la posibilidad de hacer daño, pero ni tan siquiera eso perturbaba la tranquilidad de Pradas. Tuvieron la última para dar emoción al choque, en el minuto 88, pero un robo dejó el balón a Eduardo Ocón, que no acertó. Y el partido murió.