Santo Domingo celebra todo... hasta la derrota

Puede parecer contradictorio. Celebrar la derrota. Pero Santo Domingo y su equipo, La Calzada, han demostrado esta temporada que lo inusual también es posible. Muy poca gente podía predecir a principio de curso que los calceatenses no solo llegarían al 'play off' territorial sino también al nacional, poniendo la bandera del gallito fuera de sus fronteras. Algo que, sin duda, era motivo suficiente para festejar. Y lo hicieron como si finalmente hubieran consagrado el ascenso.

Corría el minuto 90 del partido. La Calzada y los más de dos mil aficionados calceatenses que llenaron el sábado El Rollo empezaron a ver cómo su sueño se esfumaba de la palma de sus manos. El Villalbés le sacaba una ventaja de dos goles y el colegiado añadió cinco minutos más en los que los gallegos sentenciaron con el tercero, desinflando por completo el globo calceatense. Era una realidad. El equipo de Santo Domingo se quedaba a las puertas de Segunda Federación.

Llegó el final y con él las lágrimas de jugadores, cuerpo técnico y seguidores de todas las edades. El público saltó al campo con la única idea de levantar del suelo a los suyos. No era la imagen que se debía dar después de un año histórico. Y es que, tal y como asegura el vicepresidente del club, Óscar Salas, «hemos ganado en la derrota; lo vivido este sábado ha sido inolvidable».

Los aplausos se sumaron a los abrazos de familiares y amigos mientras la charanga abrió el telón de una celebración que se alargaría hasta la noche. El público de El Rollo salió del campo en procesión, tal y como llegó a él, pero esta vez lo hizo junto a sus jugadores. Los grandes héroes de la temporada. Fueron manteados, se sacaron fotos y hasta firmaron camisetas. Como los profesionales. La salida de los héroes del campo no podía ser para menos.

Un tractor, que remolcaba una pasarela decorada con los colores de La Calzada, aguardaba en la puerta a los pupilos de Eduardo Gajate, que no dudaron en subirse a él para recorrer las calles de Santo Domingo. Los vecinos de la localidad que no pudieron acudir al encuentro aplaudieron a sus jugadores a su paso mientras muchos otros seguían al vehículo bailando por detrás. Se esperaba una tarde larga y lo fue, tanto que la fiesta se extendió hasta altas horas de la madrugada del domingo. «No me quiero imagina qué hubiera ocurrido si llegamos a ascender», comenta entre risas el vicepresidente de La Calzada.

Así, La Calzada cerró ayer el episodio más importante de sus cien años de historia. Lo que fue motivo de celebración. Se descorchó el champán, se bailó y se festejo por una temporada que ha marcado un antes y un después dentro del club. Pese a la derrota. Pese a no llegar a Segunda Federación. El año próximo habrá una nueva oportunidad.

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