El Náxara no levanta el pie del acelerador

Josean García volvió a apostar por su núcleo fuerte, un once reconocible tanto en La Salera como fuera de ella, bien sea en Tercera o en la pasada campaña en Segunda Federación. Villos y Orodea se convirtieron desde un principio en la peor pesadilla del filial rojillo al no poder atajar la innata conexión de ambos en la delantera. Buscaron los huecos sin éxito hasta que Íker Landín abrió la puerta en el costado derecho. Se quitó a los que le perseguían, levantó la vista y vio a Villos solo en el corazón del área pequeña; centró para que el najerino peinase a la perfección dentro la red en el minuto 20. El extremo siguió percutiendo, siempre bien colocado y disputando cada balón que se le ponía enfrente. Fue gracias a su posición por lo que pudo rematar con potencia en medio del barullo dentro del área.

El conjunto blanquiazul se iba con una ventaja de dos goles, ambos obra de Villos, y el agua empezó a caer del cielo. La lluvia ablandó el campo y marcó el ritmo del juego durante el segundo tiempo. Aunque el Náxara sabe ganar hasta en los peores escenarios. Y así fue como Rojo, después de que Merino pidiera mano tras estrellar el esférico en la madera, amplió la renta rematando la asistencia de Villos en el primer palo. El partido no había acabado porque faltaba el gol de Orodea. El capitán cumplió las expectativas puestas sobre él y aprovechó la celebración del cuarto gol para reivindicar la lucha por un campo digno para su cantera.