El Náxara no cierra los partidos

Los de Ochoa dominaron durante los primeros 45 minutos y consiguieron irse al descanso con una ventaja de dos tantos. De no haber sido por la gran actuación del guardameta rinconero, Álvaro Niño, y cierta falta de puntería de los locales, el marcador hubiera podido reflejar en tantos la superioridad con una mayor ventaja.

Bajo la batuta de Gordo y su segundo de abordo Miguel, el equipo najerino movía el balón con profundidad, lo que unido al poderío de Orodea, superando a la zaga rival con talento y fuerza, dejaba patente la superioridad de los blanquiazules. El resto del equipo también rayaba a gran altura, a pesar de que sin haberse jugado el primer cuarto de hora, el lateral derecho Quirino, se tenía que retirar con la rodilla lastimada.

De vuelta de los vestuarios, pronto llegó el primer contratiempo. Un saque de esquina a la izquierda del meta Gonzalo, sirvió para que un rinconero dejase pasar el cuero bajo sus piernas y Mauleón, enviase el balón al interior de la portería. De nuevo volvían los fantasmas. No se había consolidado la buena renta y los rivales estaban cerca de igualar.

Los chicos de Parri habían salido de nuevo al césped con otro aire. Más adelantados y con más intensidad que en la primera parte, buscaban aguarle la fiesta a los locales. Éstos seguían manejando el balón y buscando la portería rival con mayor solvencia que los riojabajeños, pero de nuevo su guardameta les salvaba en un remate de Rojo.

Cerca del final, los nervios hicieron mella en algunos blanquiazules y los ayer de amarillo se acercaban al área con peligro. A falta de un minuto para el 90, Eloy cometía penalti y Albert lo convertía en gol. Tras el final, lo peor fue la imagen de desolación de los locales, tirados sobre el césped, invadidos por la tristeza.