Murias rompe el muro colegial

Una goleada final que parecía alumbrarse en las sucesivas y variadas aproximaciones que los blanquirrojos tuvieron en los primeros minutos. Pero llegaban, pero no acechaban, ni definían por la buena presión defensiva de su rival. Porque no solo acumulaba hombres en el borde del área, sino que automatizaba con acierto la presión necesaria para desgastar la creación blanquirroja. Ni Rojas, Javito, Diego ni Lacruz se encontraban cómodos. Pivotaban entre ellos sin encontrar la salida al espacio que desajustara las líneas locales.

Y el Calasancio se lo creyó. En el tramo final de la primera parte pisó el área de su rival en varias ocasiones. Antes del intervalo, Iván evitó el gol de Naceur en un balón manso que le cayó tras un saque de esquina. El argelino tuvo en sus botas la ocasión más clara de los primeros 45 minutos. No resolvió y la SDL se marchaba con el rostro torcido al descanso. El partido no iba a ser fácil.

Lo vislumbró de forma clara tras el descanso. El Calasancio se agitó tras el entretiempo y gozó de dos claras ocasiones. La primera, fruto de un error del guardameta visitante al salir de su guarida para desconectar un saque de esquina local. No atrapó el cuero poniendo la incertidumbre en la zaga. La segunda, en un golpeo seco desde la frontal que se marchó alto.

El diluvio entró en escena virando el encuentro a la electricidad y a las transiciones rápidas. Albert Aguilá captó el mensaje sustituyendo a Lacruz por Toledo. Futbolista clave para que la moneda cayese en el bando blanquirrojo. Fue un puñal por la banda derecha. Junto con Diego, que obligó a Iván a realizar su primera intervención de mérito con una plástica estirada. Pese a ello, el Calasancio tenía el partido exactamente donde quería. Su rival le dominaba, pero no le desajustaba. Las líneas defensivas continuaban sin sufrir la sacudida que todos preveían. Del 60 al 75, la SD Logroñés no generó excesivo peligro, contribuyendo a que su rival -antepenúltimo en la tabla- se creyera seriamente que podría salir vivo. El gol, que el colegiado anuló, aumentó exponencialmente sus esperanzas. Pero hizo despertar del letargo a la SDL. Fue un central, Murias, quien rompió la baraja del empate rematando en boca de gol un servicio desde la izquierda. Alivio blanquirrojo que mandó a la lona a su rival con dos goles más de Diego Esteban.

Una victoria sufrida, trabajada, que vale su peso en oro tras los pinchazos del Anguiano y Náxara.