Un líder decepcionante

Arañar ayer un punto era visto como una hazaña, sobre todo después de un buen arranque arlequinado. Que cortó con su segura actuación el guardameta Héctor. Blocó la primera aproximación peligrosa del Varea traducida en un remate de Estefanía a centro de Rubén Pérez. Posteriormente Achi, tras recibir un pase que rompió el embudo local, pisó área y solo ante el muro del Alberite, optó por el pase atrás desperdiciando una variopinta ocasión. Fue la grieta más profunda que se abrió en un pelotón defensivo que no volvió a sufrir más. El Varea no fluía y solo Daniel Suárez le ponía picante al encuentro. El interior derecho es la principal vía de peligro de un Varea que llegaba a Alberite con el objetivo de borrar con goles la derrota sufrida la semana pasada en Arnedo. Suárez se marcó la jugada de la tarde tras romper la cadena y dejar sentados a cuatro rivales. Su centro no encontró rematador y su peripecia quedó en el olvido.

El Varea bajó el volumen tras el descanso. Su míster vio venir la relajación y movió rápido el banquillo. Dio entrada a David para alargar el carril derecho, pasando a Antón al centro de la zaga. El Alberite logró quitarse la presión de encima y a punto estuvo de martillear a su rival con un centrado testarazo de Javier tras una buena jugada colectiva. Los minutos pasaban, el tiempo corría y Rubén Pérez no acertaba. Sin su rematador afinado, el Varea se queda huérfano de jugadores desequilibrantes de cara a puerta. Suárez corría, regateaba, centraba, pero nadie lo aprovechaba. Andreica tuvo la más clara al rematar cayéndose un centro de David Pérez. El balón se fue alto y las manos del banquillo visitante, a la cabeza.

El liderato estaba en juego. A veinte del final, Álvaro puso un centro medido en el área pequeña, que, ahí sí, en su territorio preferido, remachó a las redes Rubén Pérez. El Varea respiró aliviado, habían dado la vuelta a la empinada cuesta que había construido el Alberite. Pero en el descuento, Miguel desvió a las redes un balón puesto por Cristóbal en un golpe franco. Gol y empate. Júbilo local, cabreo y decepción de un Varea que perdió dos puntos.