De la fiesta a la tristeza

Todos sabían que la fiesta se acababa, que era difícil continuar soñando, más aún con los tempraneros goles del Villalbés. Paradójicamente, La Calzada jugó mejor, incluso fue superior al rival gallego en algunas fases del juego, no perdió balones sino que los recuperó, dominó el balón por momentos, aplicó intensidad, ganó el juego aéreo, creó peligro, protestó algunos posibles penaltis pero el Villalbés planteó un partido táctico exprimiento al máximo sus ocasiones.

Desde por la mañana la afición llenó el campo de pancartas: '90 minuti en El Rollo son monto longo', 'Hacednos soñar 100 años más. ¡Vamos, Calzada!', 'Aúpa La Calzada. Vamos rojillos. Sí se puede'... Incluso en las aledañas instalaciones de Juba había colgada una pancarta que decía 'Todos con La Calzada'. La afición tuvo momentos de vigor y bajón, sobre todo dependiendo de cómo soplase el viento sobre el césped. Y los gallegos también contaron con animosos aficionados. Claro que conforme transcurría el encuentro y La Calzada no lograba un gol con el que reintroducirse en la disputa, la afición gallega se venía arriba, incansable, en el fondo norte, silenciando a los calceatenses.

El tercer tanto en el tiempo de descuento fue ya como el despertador que suena cuando ya estás despierto. No hacía falta que sonara, pero sonó. Se acabó el sueño. Lo mejor, pese a algunas lágrimas en los jugadores rojillos, la entrega, la ilusión, el compromiso y la celebración de las dos aficiones sobre el terreno de juego sin ningún problema. Y es que la alegría, pese a la derrota, debe reinar en los calceatenses. Han llegado alto, muy alto. Más alto de lo que podían esperar al inicio de temporada. Han peleado como gallos.