El Alfaro llama a la cabeza

Un disparo de Murillo en el 10 era el primer intento del Alfaro, que desde la defensa fue ganando terreno y poco a poco se reencontraba con su juego. Desde el 15, los blanquillos tenían balón y pisaban campo rival. Eso sí, la intensa defensa del Anguiano, con dos o tres hombres sobre el balón controlado, agobiaba la salida alfareña. Así, la primera parte mantuvo un intenso choque en el espacio central. Las ocasiones fueron escasas, entre ellas, el reclamo alfareño en el 41 de un penalti sobre Matute, que cayó en el área empujado por un defensor al recibir un taconazo de Rodrigo, y un disparo cruzado en velocidad por Íñigo.

El Anguiano mantuvo en la segunda parte la presión defensiva, encima del balón alfareño, lo que complicaba su juego en corto. Por ello, el Alfaro buscó bandas. Así, en el 6, Rodrigo abrió a la incorporación de Matute, cuyo disparo tapó Kevin. El Anguiano también quería gol. Javier Pavía probó con un disparo raso en el 7 desde el carril central. Dos minutos después, Rodríguez ponía una falta desde la derecha que Elías cabeceaba a la red.

El Alfaro quiso reaccionar y Rodrigo probó con un disparo raso. Pero los serranos se guardaron unos metros en defensa y mantuvieron la presión sobre el balón, cerrando espacios y ganando anticipación. Tras unos minutos jugando con diez por un corte de Sastre, el empate llegó en el 22. Por la derecha, Quique centró al área a la carrera de Rodrigo, que de forma espectacular lo enganchó cruzado en el aire a puerta.

Tras el gol, el Alfaro siguió empujando. Sota se revolvió en la frontal y lanzó un disparo raso. Y el Anguiano encontraba los espacios que arriesgaban los locales. En el 33, Javier Pavía se coló en el área y su ante disparo, complicado por el rechace de Murillo, reaccionó Cristian.

En ese tú a tú, Matute puso un gran centro desde la derecha que cabeceó Arturo a la victoria. Con la afición vibrando, el árbitro anuló un gol del Anguiano de centro de Pinillos desde su campa por falta al portero blanquillo. Y Sota, por asistencia de Arturo, tuvo la sentencia en el añadido, mientras la grada era una fiesta que recordaba a años pasados.