Triunfo para el más resolutivo

El campo del Anguiano no es amigable, pero se ve de otra manera si el marcador se pone de cara pronto. En el minuto 8 de partido, después de un par de ocasiones para cada bando, Rubén Peña remató como pudo una falta colgada al área que ya se perdía por la línea de fondo para sorprender por alto a un descolocado Pisón. Un tanto que daba a la SD Logroñés una ventaja vital para un partido que se presumía igualado y con pocos goles.

El Anguiano quedaba tocado, pero el paso de los minutos volvió a centrar a los serranos, animándose poco a poco con acercamientos como un cabezazo de Alex a las manos de Gonzalo o un rechace que recogió Abel para fusilar y que sacó la defensa blanquirroja bajo palos. Quedaba tiempo hasta el descanso y el Anguiano recurrió en el minuto 42 a una de sus mejores armas. En una falta junto a la esquina del área, Sotés se enfundó el guante en su pie izquierdo y mandó el esférico ajustado al palo contrario para empatar.

La segunda mitad presentaba otro panorama, de nuevo con igualdad en el marcador y el Anguiano en crecimiento. Sin embargo, la SD Logroñés estuvo a punto de volver a poner pronto el partido de su lado, en un balón al hueco que aprovechó Iván para encarar a Pisón, que salvó a los serranos deteniendo el disparo del blanquirrojo con el pie. El susto no cambió la cara del Anguiano, más decidido, dominador e insistente. La SD Logroñés se empleaba con sobriedad defensiva esperando una oportunidad al contragolpe que acabaría llegando. Pero aún quedaban minutos para el desenlace, momentos en los que el Anguiano acorralaba a los logroñeses pero no acababa de encontrar el camino hacia la portería de Gonzalo. El portero salvó con los puños un tiro de Moha y la defensa otro de Víctor.

Y llegó la ocasión para la SDL. Un saque de Gonzalo que botó junto a la frontal y encontró Candelas para cruzar un certero disparo que se coló ajustado en la portería serrana. Los blanquirrojos celebraban con efusividad un gol que acabaría valiendo un triunfo, aunque el Anguiano siguió empeñado sin recompensa en evitarlo en los minutos finales.