Una tarde de domingo en Las Gaunas
21 de febrero de 1993 ·
Maradona llegó a Logroño en avioneta, tras viajar de Argentina, jugó y perdió contra el Logroñés y se marchó a su país21 de febrero de 1993 ·
Maradona llegó a Logroño en avioneta, tras viajar de Argentina, jugó y perdió contra el Logroñés y se marchó a su paísEl viernes 19 de febrero de 1993, Carlos Bilardo intentaba poner orden en la recepción del NH Herencia Rioja. Había llegado el Sevilla a media tarde. El Sevilla de Diego Armando Maradona, pero sin el '10' en su autobús. Decepción para los aficionados que le ... esperaban. Maradona estaba inmerso en dirigir a Argentina rumbo al Mundial de Estados Unidos. Un día después, el Sevilla se entrenó en el Sáenz Andollo de Alberite. «Contamos con Maradona y Simeone para jugar mañana», decía en rueda de prensa. Alegría para la afición.
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Maradona y Simeone tenían poder en el Sevilla. Por nombre y porque Carlos Bilardo se lo había dado. De argentino a argentinos. Y ambos jugaron en Las Gaunas. El viejo recinto fue una parada de paso. Llegaban de Argentina y nada más jugar en Logroño, Maradona quiso volverse a Argentina. Su pulso por aquel entonces con Luis Cuevas, presidente sevillista, era absoluto. Pero Maradona jugó en Las Gaunas. Llegó en avioneta, junto a Simeone.
Jugó y perdió ante un equipo modesto que entrenaba otro argentino, Carlos Aimar. Bilardo siempre será el entrenador del «pisalo, písalo» (y la grada se lo recordó) y Aimar, el hombre del golpe en el pecho a la salida del túnel de vestuarios. Era imposible salir dormido al campo. Perdió aquel Sevilla por 2-0, goles que anotaron García Pitarch (minuto 3) y Oleg Salenko (minuto 78). Ambos se incluían en un once en el que formaron Lopetegui, Iturrino (Moreno, 63), Martín, Herrero, Gutiérrez, Antón, Abadía, Eraña y Poyatos, García Pitarch y Salenko. Ricardo Moreno se sumó a él en el minuto 63, al suplir a Iturrino; Rosagro disfrutó de un minuto, después de que el ruso se fuera al banquillo, aunque sacó un enorme rendimiento a una fotografía suya corriendo a la par que el astro. «El de la izquierda es Rosagro. ¿Y el derecha?», bromeó durante mucho tiempo el murciano al recordaba aquella imagen.
La presencia Maradona no llenó Las Gaunas. La directiva, con Marcos Eguizábal a la cabeza, decidió declarar el partido como día de ayuda al club y eso se tradujo en que los socios tuvieran que pasar por taquilla para ocupar su localidad. 2000 pesetas (12 euros) era mucho dinero por aquel entonces. Ahora bien, no fue obstáculo el precio de la entrada, para que un grupo de aficionados de Boca animasen a su ídolo desde el fondo sur. Esas fueran las escasas horas que Maradona pisó La Rioja y el viejo Las Gaunas. Con el brazalete de capitán y el 10, por supuesto. Era D10s.
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