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La travesía por el desierto que comenzó en el Mundial de Brasil fue larga y dura pero, un decenio después, la selección española está en ... disposición de protagonizar otra edad de oro que la sitúe a la altura de aquel combinado que conquistó dos Eurocopas y un Mundial de forma consecutiva. La clasificación para la 'final four' de la Liga de Naciones que logró el domingo en Valencia tras superar en la tanda de penaltis a una espléndida versión de Países Bajos sirvió para confirmar, una vez más, que el bloque que ha armado Luis de la Fuente es un equipo de autor que está llamado a marcar época como hiciera aquel que pergeñaron Luis Aragonés y Vicente del Bosque. La juventud, unión y talento de un vestuario que tiene una ambición infinita por coleccionar éxitos deparan un presente extraordinario y un futuro aún más prometedor a un grupo que brilla con independencia del escenario.
«Esta selección es muy joven, tiene un grandísimo recorrido y lo importante es la actitud de los futbolistas. Son insaciables, quieren seguir compitiendo, quieren competir para ganar», resaltaba un seleccionador todavía emocionado por lo que acababa de vivir en Mestalla. Llevada al límite por una 'Oranje' inasequible al desaliento pese a los golpes que recibió por parte de la vigente campeona de Europa, La Roja sacó a relucir un espíritu irreductible que resultaba imprescindible para abrochar el pase moviéndose al filo del precipicio. El despliegue de carácter necesario para superar un desafío de tal calibre refrenda la madurez de un batallón que se comporta dentro y fuera del campo como una familia en constante crecimiento porque se nutre de una cantera inagotable, tiene a su disposición recursos de todo tipo y cuenta con un técnico que la gobierna con guante de seda.
La eliminatoria frente a Países Bajos ha aumentado aún más si cabe la pasión por La Roja de una hinchada que recuperó la ilusión en la última Eurocopa gracias a la personalidad descollante con la que los Lamine Yamal, Nico Williams y compañía asumieron la responsabilidad de reflotar a un combinado alicaído tras la debacle en el Mundial de Catar para convertirlo en una máquina imparable a la que acompaña el fútbol, los goles y hasta la suerte. Su frescura juvenil es la bandera que enarbola esta España que acumula 23 partidos oficiales sin hincar la rodilla y parece capaz de sobreponerse a cualquier circunstancia.
Cabe recordar que España se presentaba al doble duelo ante una selección que venía de alcanzar las semifinales de la Eurocopa de Alemania con una zaga de nuevo cuño, un centro del campo desprovisto de su metrónomo de referencia y un nueve procedente del fútbol turco, tradicional refugio de elefantes. Ninguno de esos factores alteró el semblante de un grupo que se siente capaz de todo. Por el contrario, la riña a cara de perro frente a los tulipanes ha estado cargada de buenas noticias.
Quizás la más sobresaliente de ellas sea la aparición de Dean Huijsen, un desconocido para la amplia mayoría de aficionados hasta hace solo unos días que se ha consagrado con dos actuaciones impecables en Róterdam y en Valencia. Además de la sobriedad en la marca y contundencia al corte de las que ha hecho gala, su extraordinario manejo de la pelota y visión de juego dotan a la selección de un nuevo mariscal defensivo en potencia que puede formar una dupla de largo recorrido junto a Pau Cubarsí.
La doble cita con la 'Oranje' ha servido también para ratificar que España tiene un tesoro en la portería con Unai Simón. El vasco volvió a ser determinante en la tanda de penaltis, al igual que ocurriera en la final de la Liga de Naciones que coronó a España en 2023 frente a Croacia o en el combate desde los once metros que permitió a La Roja apear a Suiza en cuartos de final de la Eurocopa celebrada en 2021. El cancerbero del Athletic es un maestro en estas lides, con siete lanzamientos detenidos defendiendo los intereses de la selección, dos más que Iker Casillas.
Además, ha vuelto a poner de manifiesto que si bien el colectivo está por encima de cualquier individualidad, España tiene dos extremos capaces de marcar la diferencia por sí solos. Lamine Yamal posee ese dominio de los tiempos que adorna solo a los verdaderamente elegidos y Nico Williams se salió con una eliminatoria deslumbrante que volverá a avivar el interés de los grandes por sacarle del Athletic. También ha sido un cruce enormemente fructífero para Oyarzabal, que adelantó a Morata como máximo goleador de la era De la Fuente con ocho tantos, para Pedri, que se reivindicó convirtiendo el penalti decisivo contra Países Bajos tras fallar uno ante Suiza en Tenerife, o para Mikel Merino, héroe en Róterdam como lo fue en Múnich durante la última Eurocopa.
Más allá de esos nombres propios y de un nuevo salto adelante que pone a España en disposición de conseguir el que sería su tercer título en tres años, algo nunca visto en La Roja, el triunfo ante Países Bajos apareja un premio secundario aunque ni mucho menos menor al encuadrar a España en un grupo de cuatro selecciones camino del Mundial de 2026 que completan Bulgaria, Turquía y Georgia. Asequible hoja de ruta, con la repesca asegurada como semifinalista de la Liga de Naciones, que le ahorra una ventana a La Roja dentro de un calendario asfixiante y que tendrá su punto de partida en septiembre, cuando visitará Bulgaria y Turquía.
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