Morata y Sancet rematan la Fiesta Nacional

Seis meses y medio han transcurrido desde ese batacazo que la parturienta España de Luis de la Fuente sufrió en Hampden Park, pero su caja de resonancia alcanzó a los onces que saltaron de inicio este jueves al césped del Estadio de La Cartuja. Solo tres futbolistas repitieron en la formación de La Roja respecto a la que protagonizó tamaña debacle: Rodri, Merino y Oyarzabal. Carvajal y Gavi, que entraron entonces en la segunda parte, fueron titulares en Sevilla. El de Escocia, por el contrario, adoptó una línea continuista, con nueve partícipes de ese triunfo que galvanizó a los guerreros de Steve Clarke.

La meta de España era llevar el pleito celebrado en la capital andaluza por diferentes derroteros. Impelida por ese propósito, salió con ambición y energía, disponiendo de dos ocasiones pintiparadas para morder enseguida a Escocia. Primero con un pase filtrado por Morata a Ferran Torres, pero el Tiburón, mano a mano con Gunn, cruzó en exceso. Y después con un centro envenenado a la salida de un córner que desfiló ante la mirada de hasta tres rematadores sin que ninguno lograse embocarlo a puerta.

El fuego que registraba el mercurio contrastaba con el desangelado aspecto que presentaba el graderío en un feudo que registró muchísimos asientos libres en la zona que debía haber abarrotado la parroquia española, pero que fue tomado al asalto por unos cuatro mil escoceses. La desahogada situación en la tabla del combinado británico favorecía que los hombres de Steve Clarke adoptasen una disposición conservadora y España, pasado el achuchón inicial, cayó en un atasco coadyuvado por el pastoso césped.

La previa venía marcada por el recuerdo de las ácidas palabras de Rodri en Glasgow criticando los subterfugios de la 'Tartan Army' para embarrar el juego. «Un poco basura», reprochó el mediocentro del Manchester City. Escocia repitió el patrón en Sevilla en cuanto pudo y a España le costó coger ritmo. Sin vuelo por las bandas y con escasa chispa por dentro, se estrellaba una y otra vez contra un 5-4-1 que parecía el Muro de Antonino. Estuvo cerca de derribarlo Merino con un disparo que se estrelló contra el palo. También Morata, que remató a la red un servicio de Carvajal, aunque en fuera de juego. Pero el bagaje resultó insuficiente para intimidar a la pétrea Escocia.

Necesitaba una vuelta España y trató de dársela De la Fuente al regreso de vestuarios remodelando la banda izquierda. El movimiento propició el estreno como internacionales de Fran García y Bryan Zaragoza. Al extremo del Granada, un agitador nato, le bastó un suspiro para sacar a relucir su duende callejero. Por ahí empezó a abrirse una rendija de esperanza para España.

Morata trató de aprovechar el momento con un remate a la media vuelta que buscaba la escuadra. Al delantero del Atlético le sobraron unos centímetros para alcanzar su objetivo. Escocia tomó nota y España le ayudó a tomar aliento. Un error grueso de Carvajal acabó en una falta esquinada que McTominay convirtió en un golazo. El VAR acudió en socorro de España chivándole al árbitro la existencia de una falta sobre Unai Simón. Discutible, pero a caballo regalado no hay que mirarle el dentado.

Esta vez fue De la Fuente el que apuntó nombres y retiró al señalado Carvajal y a Merino para dar paso a Navas y Sancet, el último que quedaba por estrenarse con La Roja. Los cambios fueron mano de santo. Porque Navas sacó la llave con un centro impecable y Morata abrió la cerradura con un cabezazo inapelable. Suyos habían sido los dos últimos goles de España en Sevilla. El madrileño, que debutó como internacional en el Ramón Sánchez Pizjuán, extendió su romance con la capital andaluza para prolongar la Fiesta Nacional en un partido que pone la Eurocopa a un paso.