Luis Enrique tapa bocas siendo fiel a sus principios

El enorme triunfo logrado por el combinado nacional dio la razón al asturiano en sus arriesgadas y controvertidas apuestas. Tapó bocas siendo fiel a sus principios, algo que, por otra parte, siempre ha hecho desde que llegó al cargo. No se casa con nadie y ese es uno de sus principales activos, por mucho que a la vuelta de la esquina vaya a tener hasta el fin de los tiempos a una caterva de detractores que están esperando cualquier traspié para darle con el mazo.

Para regenerar a un equipo que cayó en picado después de tocar el cielo hay que tener mucha firmeza de carácter y Luis Enrique cuenta con una personalidad a prueba de bombas. Volvió a hacer gala de ella e, independientemente de lo que suceda el domingo en la final de la Liga de Naciones, se ha reivindicado por todo lo alto.

«Nos ha salido un buen partido. Se ha jugado de tú a tú. Italia nos ha puesto en muchas dificultades, pero hemos hecho un gran partido, con mucha actitud. Hemos sido fieles a nuestro estilo y los jugadores han estado fantásticos», celebró Luis Enrique en rueda de prensa tras un duelo tremendo con la Nazionale, que no se dio por vencida ni siquiera cuando se vio dos goles abajo y en inferioridad numérica.

El tanto de Pellegrini en la recta final puso en vilo a España, que demostró una extraordinaria madurez para aguantar la presión de San Siro, lo que otorga más valor aún a una victoria histórica. «La clave ha sido ir a por el partido desde el principio. Los goles vienen de la buena presión, y hemos podido hacer más goles. Pero al final en una acción de mérito suyo han recortado y han tenido una opción para empatar», diseccionó Luis Enrique tras el repaso de su equipo a un bloque que llevaba tres años sin caer derrotado.

Luis Enrique había desafiado a sus críticos lanzando un contundente aserto en la previa. «Sé más de fútbol que la mayoría», proclamó el seleccionador, al que le falta mano izquierda para lidiar con la prensa pero le sobra para guiar a un vestuario que le tiene fe ciega. Es lógico. Se ha jugado el crédito por un puñado de promesas que se están convirtiendo en realidad a velocidad de vértigo.

Los últimos en subirse al carro han sido Gavi Páez y Yéremi Pino, que con sus debuts frente a Italia elevan a 27 la cuenta de jugadores que han tomado la alternativa con la absoluta en la era Luis Enrique. Como sucediera antes con Ferran Torres, Ansu Fati o Pedri, por citar solo los casos más sonados, lo hicieron con un desparpajo y una madurez insólita a sus 17 y 18 años, respectivamente.

España pudo golear sin un nueve puro. Ese fue otro de los aciertos de Luis Enrique. Ferran, Sarabia y Oyarzabal desnortaron a la zaga italiana con su movilidad y dinamismo. No cabe atribuir el movimiento meramente a las ausencias de Morata o Gerard Moreno, porque Luis Enrique ya tiró de ese recurso en la Eurocopa con Dani Olmo para evitar que Bonucci y Chiellini tuviesen una referencia fija. «Llegamos al gol de forma asociativa», realzó el preparador gijonés, que admitió que les «cuesta cerrar los partidos»» pero destacó también que «sufriendo se disfruta más».

Luis Enrique vive al límite y le resbalan las críticas. Cree en lo que hace e irá con sus ideas hasta el final. Apostó por Gavi como antes lo hizo por Unai Simón a costa de sentar a De Gea o salió en defensa de Morata cuando el delantero de la Juventus estaba en el ojo del huracán al comienzo de la Eurocopa. Reparte galones sin revisar el DNI y asume la parte que le toca cuando el viento sopla en contra. Llevó a España hasta las semifinales de la Eurocopa, donde le faltó una uña para pelear por el título, y ahora la ha conducido hasta la final de la Liga de Naciones pasando por encima de dimes y diretes. Los hechos, por el momento, le avalan.