De la Fuente, de las dudas al éxito en un año de emociones fuertes

Todo empezó bajo la dura resaca del Mundial de Catar, que puso fin a la era de Luis Enrique en La Roja de forma abrupta. El doloroso KO en los penaltis ante Marruecos cortó de raíz los sueños de gloria de una selección de más a menos en el torneo, que empezó con una goleada de escándalo a Costa Rica y se fue deshinchando con el empate contra Alemania, la remontada de Japón que torció definitivamente el pulso en el Mundial y el adiós ante el combinado magrebí en octavos. Lucho ya era historia, con una salida rápida sin tiempo apenas para el regreso a casa. De la Fuente, hombre de la casa y coleccionista de buenos resultados con la sub-21, fue la opción finalmente elegida.

El riojano, un pacificador por su buen trato con el entorno y su carácter afable, cualidades que contrastan con la volcánica personalidad de Luis Enrique, se topó pronto con la enorme exigencia del cargo y las dudas sobre su capacidad para comandar una etapa de reconstrucción en la selección, sin grandes nombres pero bajo la necesidad de ser competitivo en las grandes citas.

La primera patata caliente para la gestión De la Fuente fue el hipotético regreso de Sergio Ramos, el jugador con más partidos en la historia de la selección. Sin ganas de reabrir un asunto zanjado por su antecesor, el nuevo seleccionador descartó al central de Camas entre sus opciones y éste, poco convencido por la conversación virtual con el técnico, anunció su retirada como internacional con recado incluido al técnico.

En mitad de la polvareda levantada por el cara a cara con un peso pesado como Ramos, llegó la primera ventana de selecciones de la nueva era, con el inicio de la fase de clasificación para la Eurocopa del mes de marzo. La alegría por la victoria en el debut en Málaga contra Noruega, en un duelo que se resolvió con un triunfo más solvente en el resultado que en las sensaciones (3-0), se diluyó inmediatamente con la mayor convulsión deportiva de este año en La Roja.

Un aluvión de rotaciones propio de la gestión de las categorías inferiores en las que De la Fuente forjó su carrera en los banquillos propició el serio tropiezo contra Escocia en Glasgow (2-0). Aquel revés tempranero reabrió la caja de Pandora y puso bajo el foco la labor del entrenador riojano, que llegó muy tocado a la final a cuatro de la Liga de Naciones del mes de junio.

La ilusionante opción de levantar un título a las primeras de cambio se convirtió en un regalo envenenado a tenor del nivel de los rivales, pero primero frente a Italia en la semifinal (2-1) y luego contra la dura Croacia (0-0), ya con el trofeo en juego y una dramática resolución desde el punto fatídico, la España de Luis de la Fuente se ganó el crédito, al menos a la espera de sellar en otoño un billete para la Eurocopa que por entonces se había complicado.

El verano en el que el fútbol femenino asumió el protagonismo con un título mundial impensable hace no tanto tiempo parecía una balsa de aceite. Todo saltó por los aires con el 'caso Rubiales' y el vendaval alcanzó también al combinado nacional masculino con el polémico aplauso de Luis de la Fuente al presidente de la federación en la asamblea en la que el mandatario se aferró al cargo contra viento y marea. Entre las críticas al seleccionador por una controvertida reacción que asoció al shock del momento y las suspicacias sobre el comunicado de los internacionales masculinos que llegó tiempo después, con la ventana de septiembre en marcha, España pasó por encima de Georgia (1-7) y Chipre (6-0) para tratar de calmar la convulsión del entorno a base de goles.

En octubre, España selló con margen el pasaporte para la Eurocopa y expió el pecado original de la era De la Fuente con los triunfos frente a Escocia en La Cartuja (2-0) y Noruega en Oslo (0-1). Fue antes de cerrar el camino hacia el primer gran torneo de esta nueva etapa con otras dos sólidas victoria ante Chipre (1-3) y Georgia (3-1), en un epílogo al 2023 empañado por la grave lesión de Gavi. En total, ocho victorias, un empate y una derrota que han servido para conquistar la Liga de Naciones y el billete para la Eurocopa con mucha solvencia, pero especialmente para recuperar la ilusión del aficionado con un bloque de jugadores muy reconocible y la apuesta decidida por el 4-3-3, características que también contrastan con las múltiples variantes de Luis Enrique en sus inicios.

Unai Simón es el portero de referencia, Le Normand y Laporte se han asentado como pareja de centrales, Rodri es el motor del equipo desde el puesto de mediocentro y Morata el '9' de España. A partir de ahí las alternativas son de garantías en los laterales y en unas bandas sobradas de variantes y juventud, con dos chavales como Nico Williams y Lamine Yamal pujando con fuerza frente a futbolistas de jerarquía como Dani Olmo, Ferran Torres o Mikel Oyarzabal. Falta por resolver la incógnita sobre el sustituto de Gavi en los perfiles interiores, aunque la llave la puede tener el ansiado retorno de Pedri, del que por sus recurrentes problemas físicos De la Fuente no ha podido disfrutar en su primer año como timonel de España.