Lluvia de elogios a De Gea

Esas paradas, algunas de ellas espectaculares, provocaron la derrota de los ucranianos, a los que su falta de acierto les ha condenado esta clasificación: encajaron cuatro goles en 9 jornadas, pero han sido suficientes para que perdieran tres partidos por la mínima: los dos ante España y frente a Eslovaquia en Kiev. «Sólo nos faltó puntería para superar a España, pero De Gea estuvo imbatible. Hizo un partidazo», se lamentó el seleccionador Fomenko.

Azpilicueta reconoció que «lo sucedido no es una sorpresa. Cada semana da un nivel espectacular en la Premier y en la selección lo está manteniendo». Misma idea que su compañero de equipo, Cesc Fábregas, que también lo ha sufrido como rival en algún Manchester United-Chelsea. «La verdad es que ya conocemos a David, es el futuro portero del al selección y lo sabemos todos. La sensación desde dentro del campo es que ellos tenían oportunidades, pero que no entrarían».

Increíble juego de pies

Muchos se preguntan si el portero del Manchester United, que ha superado la rocambolesca situación de su fichaje fallido por el Real Madrid, debería ser suplente del guardameta titular del Oporto, que juega en una liga menos competitiva. «De Gea estuvo genial, su actuación ha sido muy buena», se limitó a responder el seleccionador, consciente de que es mejor no generar ahora mismo un debate que podría descentrar a ambos metas durante la campaña.

Su dominio incontestable del área le concede opciones de pelear por la titularidad con un mito viviente del fútbol, que se pasea con 164 partidos internacionales a sus espaldas. Lo que más falla la atención es su capacidad para llegar con los pies a acciones imposibles, algo que ya demostró en un duelo de Champions en el Bernabéu con el Manchester United. «Desde pequeño he trabajado ese recurso, ya que a veces, en algunas acciones muy rápidas, es más fácil llegar con los pies que con las manos. Me ayuda que tengo las piernas largas», dijo bromeando antes de irse en manga corta del estadio. Y eso que fuera hacía tres grados bajo cero. Pero a De Gea nada le inquieta.