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Rodrigo Errasti Mendiguren
Viernes, 9 de octubre 2015, 00:36
España certificó su billete para la Eurocopa en Logroño, en una noche de mal recuerdo para la selección ya que terminó con dos lesionados, Morata y Alcácer -pendientes de las pruebas médicas para ver el alcance exacto de sus dolencias-, y además asistió a la ... prolongación de la absurda moda creada con Piqué. El duelo, en el que Luxemburgo presentó más problemas de los esperados, tampoco sirvió para confirmar si Morata, que podría estar varias semanas de baja, se mezcla bien con centrocampistas de toque como Cazorla, algo que sí hace Alcácer, que logró su sexto gol en nueve partidos.
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El trámite se cumplió y concede a la vigente campeona, desde 2008, llegar al último encuentro clasificada pese a que no termina de resolver por completo su puzzle. ¿Cómo puede conseguir ser menos previsible y más vertical? ¿Será capaz de volver a superar a rivales de entidad como Alemania o Francia contra los que perdió tras el fracaso mundialista? Tiene un año para encontrar la solución.
Y es que el partido, que es lo que realmente cuenta y no la mezcla de silbidos y aplausos que se dieron en cada toque de Piqué, arrancó torcido. Dos lesionados en media hora. El primero fue Silva, que se llevó dos tremendos golpes de Gerson antes del minuto 6. Se fue cojeando a la ducha el líder del City y entró otro que vive en Mánchester siendo la estrella del United.
Nada más aparecer, Juan Mata se generó la primer ocasión de gol tras una buena combinación entre varios hombres que Morata, veloz y voluntarioso, desperdició junto a la línea. El asturiano, en gran momento de forma, buscaba socios, abrir el campo y buscar al '9' con centros laterales. Ese plan, que parece tan fácil pero pocas veces se ejecuta.
España, que salió sin jugadores del Real Madrid en su once en partido oficial seis años después, arrancó con los mismos que en Oviedo menos dos fijos, ausentes por obligación. Entró Cazorla por Iniesta y Morata por Costa. De una combinación entre ellos salió la mejor opción y el asturiano, sólo ante Joubert, la mandó al larguero. El problema es que a la media hora también el punta juventino cayó por golpes de los zagueros rivales.
Y es que mientras los asistentes parecían más pendientes de pitar o aplaudir a un jugador que de animar Luxemburgo, nada cobarde, mantenía su entramado defensivo con las dos líneas de cuatro atrás, que basculaban hacia la zona del balón. Orden y anticipación defensiva. España necesitaba mover la bola más rápido para superar esa línea defensiva adelantada. Los luxemburgueses se juntaban mucho para presionar cualquier filtro entrelíneas. Entró Alcácer, ese delantero más de área y que con La Roja siempre funciona. El gol no llegaba y Luxemburgo hasta lanzó, desviado, a puerta. Fue entonces en el momento de más duda cuando se refrendó la importancia de los interiores reconvertidos en laterales, como Juanfran y Alba, en el equipo. Un pase de Cesc al hueco lo salvó junto la línea de fondo Juanfran, que dejó la bola franca para un disparo de Pedro. Joubert despejó y la bola quedó en el área para que Cazorla, que más allá de su doblete demostró su gran momento de forma, fusilase de cerca.
Alcácer pide paso
Del Bosque aprovechó para decir al alicantino que insistiera, que debía abrir campo e incorporarse por sorpresa para crear superioridad. Al descanso se llegó con una maradoniana jugada de Piqué que, tras irse de tres rivales, no pudo finalizar por no disparar en el punto de penalti. Reflejo de esta España actual, a veces demasiado preciosista y poco efectiva. Con el marcador a favor pero la tristeza por las noticias de la lesión de Morata, en un primer momento alarmantes por una posible dolencia ósea en el peroné.
Pedro y Alcácer rebrincaron tras algunas de las caricias de sus marcadores. Los golpes no descentraron a Paco, que no paró hasta marcar aprovechando otro pase de Cesc. Es junto a Cazorla, que abrió y cerró la goleada con un buen disparo lejano, el único que ha repetido en los últimos 16 goles de España, marcado por trece futbolistas distintos. Significa que se reparten los goles, pero que no hay un '9' consolidado. Podía ser Costa, pero no marca. Quizá iba a ser Morata, pero por las lesiones no ha tenido continuidad. Alcácer pide la plaza con goles porque su media de acierto no la mejora nadie. Falta le hace a España, que en 2008 y 2010 se agarró a Villa cuando los duelos se torcían.
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