Sergio Ramos pelea con Valbuena.
FÚTBOL | Amistoso

España cae con dignidad por los mismos defectos

Tuvo personalidad pero no llegó a rematar entre los tres palos en todo el partido pese a tener más posesión. De Gea, que jugó todo el partido, fue el más destacado del equipo español

Rodrigo Errasti Mendiguren

Jueves, 4 de septiembre 2014, 00:18

España cayó en París, donde se presentó consciente de que tenía muchas papeletas de salir escaldada. Bajo ese prisma, la cita no terminó mal sobre todo para un Del Bosque temeroso por las críticas que podrían afectar al duelo oficial ante Macedonia. Los galos estaban ... deseando medirse a La Roja, a la que no vencían desde 2006, antes de la época más gloriosa de España que siempre con aplastante autoridad al gallo francés.

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España en ningún momento pareció a merced de su vecino, pero cayó derrotada por los mismos defectos que en la etapa anterior: mucho toque intrascendente y pocos remates entre los tres palos. En Saint Dennis ni siquiera llegó a hacerlo. Demostró que aún tiene mucho por cambiar, que los conceptos que no funcionaban hay que solucionarlos y otros deben mejorarse tras esta primera prueba. La misma identidad, pero también los mismos errores. No se puede dar por aprobado el examen. El gol sigue faltando, algo que se sabía desde que se buscó nacionalizar a Costa.

El grupo que puso punto final en Brasil no sólo logró un Mundial y dos Euros, sino que lo hizo desarrollando un gran fútbol. Fue irrepetible y la nostalgia no ayudará. Por suerte, algunos de esos héroes podrán ser utilizados en el nuevo proyecto pero aquello no volverá. Hay que asumirlo ya, es el paso previo a mostrar respeto a los que están y cree que con ellos también se puede. En París lograron mantener el nivel sin algunos jugadores excepcionales, únicos, después de un fracaso sonado. Más allá del resultado, no fue un partido que ilusione, pero no se puede negar que los futbolistas demostraron personalidad y capacidad para afrontar el enorme reto que será defender la corona. Este es otro equipo, otros hombres. Y merecen darles margen y confianza. Con Iniesta, Silva y el regreso de jugadores como Thiago o Mata el fútbol asociativo también será posible.

El once parecía una prueba para integrar a Costa, que podría ser su futbolista más determinante en la próxima visita a París en 2016. Los ojos de inicio se clavaron en De Gea, acostumbrado a una presión brutal en el Manchester United y que perdió su primer partido tras 27 duelos sin derrota en la sub21. El espigado meta contaba con una retaguardia novedosa: Azpilicueta en el puesto que suele estar colocado con el Chelsea, San José en el centro junto a Ramos y Carvajal en la diestra. El madridista estuvo rápido en las coberturas defensivas e incisivo con sus subidas de carrilero profundo. Francia ahogaba con Matuidi y Pogba, obligando a Koke y Cazorla trabajar de lo lindo. Les costaba crear, había mucha distancia entre líneas y menos precisión. El toque reiterado y corto dio paso al toque más largo y profundo. El mejor centrocampista fue Cesc, al que se le nota cómodo últimamente, como si se hubiese liberado al no tener cerca a Xavi o Iniesta cerca.

Toque sin profundidad

La sensación de que Francia iba a pasar por encima sin excesivo esfuerzo se fue diluyendo, las galas tampoco eran ocasiones claras. Sólo Benzema obligó a lucirse a De Gea. El partido no era espectacular, pero España transmitía la sensación de ser competitiva, algo que no hizo tres meses atrás en Salvador de Bahía, aunque su posesión era estéril: ni un remate entre palos. Francia, que generó más con menos toque al inicio, perdió su buena presencia y el evento tendió al aburrimiento. Bostezos previos a que se llegara al descanso.

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Del Bosque tiró de Iturraspe, que suplió a un gris Busquets. Curiosamente, España no tenía ni un solo jugador del Barcelona, el equipo del que se copió el modelo del éxito. Francia avisó, con un remate en un córner y con un gol mal anulado a Benzema, que se mostró menos apático de lo habitual y no paró de moverse. Aparecieron Silva, Alcácer y Pedro sobre el campo mientras Deschamps buscó el triunfo a través del fútbol de Cabaye. El gol llegó con él sobre el césped, pero sucedió tras un choque entre Iturraspe y Cazorla, que se quedó tendido dolorido. España levantó los brazos, exigiendo un fair-play que no llegó. Tres toques, un lateral que no hace falta y un central que no es contundente hicieron posible que Remy solo fusilase de cerca a De Gea.

Tiró de orgullo España, con una buena asistencia de Azpilicueta que no llegaron a rematar ni Silva ni Cazorla en el área pequeña. Del Bosque prescindió del segundo por Isco, suplente también en el Real Madrid. Silva, como en Brasil, tuvo en sus botas el gol que hubiese cambiado la tendencia pero la pegó mordida junto al poste de Lloris, que intuía iba a finalizar la contienda sin atrapar un disparo español. Al final, tras un pase interior hacia Alcacer se vio obligado a salir rápido a los pies del nuevo 9 nacional. Fue antes de que Isco pidiese penalti en un balón dividido con Debuchy, que precedió a otra buena parada de un David de Gea que demostró estar preparado para el cambio generacional. En lo que sí volvió a ganar España fue en posesión, eso en lo que no pierde la posesión desde 2008. Como en Brasil, de poco sirve...

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