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Tarde de silencios y aplausos en Las Gaunas. Más silencio que aplauso, pero con una clara victoria por 3-0 sobre la Real Sociedad C. ... La obligación de la UD Logroñés era ganar al penúltimo clasificado y lo hizo. Sin problemas merced a los goles de Barrero y Agüero, en dos ocasiones, pero con apuntes en la libreta del debe defensivo en las transiciones del adversario. Silencio y aplausos en una tarde incluso aburrida porque la UDL resolvió muy pronto el pleito y hubo muchos 'minutos de la basura'. Mejor ganar así a no hacerlo, aunque sea injustamente.
UD Logroñés
Daza, Yasin, Monreal, Eloy (Gualda, 78), Moreno, Sarriegi (Garrido, 57), Agüero (Facchin, 78), Caballero, Pau (Riki, 57), Madrazo y Barrero (Nájera, 70)
3
-
0
Real Sociedad C
Tompa, Ekain (Otaudi, 46), Segurola, Torres, Olarra, Hugo, Astiazaran (Rodríguez, 83), Garro (Arruti, 59), Gorosabel(Arenzana, 59), Oleaga y Gorka (Markel, 59)
Goles: 1-0, m. 4. Barrero, de penalti; 2-0, m. 28. Agüero; 3-0, m. 51. Agüero
Árbitro: Baiges Dones. Amonestó a los locales Eloy, Caballero y Monreal.
Incidencias: Las Gaunas. Decimosexta jornada de Liga. Tarde fresca. Se guardo un minuto ed silencio por el fallecimiento de Koldo Anza, trabajador de la Real Sociedad. 2.840 espectadores en las gradas.
Navegar a vela siempre es menos complejo cuando el viento sopla a favor y como ya sucedió contra el Barbastro, la primera ráfaga, prácticamente, llevó el balón a las redes de la Real Sociedad. Madrazo había advertido en el segundo minuto con su incursión por la izquierda, pero fue en su segundo intento cuando se fue con suma facilidad de Ekain, que cometió un infantil error. Barrero, como ante el Barbastro, cogió el balón y con potencia lo hundió en la red de Tompa. Era el minuto 4 se presumía una plácida tarde.
Apenas había dado tiempo a ocupar la butaca en una grada menos poblada, como se esperaba, que ante el Girona. Sergio Rodríguez se aproximaba a la idea vista ante el Barbastro, pero la actualizó con la inclusión de Imanol Sarriegi en la medular como enlace entre la zaga y una poblada segunda línea de ataque. Acumular jugadores cerca del área donostiarra, pero sin perder ni balance ni el equilibrio.
Acumular en ataque no solo para aumentar las opciones, sino también para la recuperación, para poder presionar más alto y con más efectivos. El partido era de guante blanco, si bien los donostiarras ofertaban de vez en cuando balones en profundidad, a la espalda de los centrales, en busca de Gorka Carrera, que ponía en apuros a Monreal y Eloy, pero sin llegar a rematar. Virtud de filial, la frescura, como no es virtud no sabe elegir el momento. La Real asumía riesgos innecesarios en la salida de balón y en una de ellas Caballero presionó y entre Barrero, Pau y Agüero fabricaron el segundo gol, con una sutil rosca del argentino al segundo palo. No se había cumplido la media hora de juego y el resultado estaba más que encarrilado, que no cerrado. Los filiales siempre merecen un respecto especial.
No era un rodillo la UD Logroñés, sino un equipo de impulsos, aunque con la energía suficiente para doblegar a un adversario que apelaba a la llegada por velocidad o al lanzamiento lejano, caso de Ekain y Olarra. Este último puso a prueba a Daza antes del descanso.
Regresaban los jugadores al césped en una atmósfera que recordaba a la del pasado año, aburrida, de enorme superioridad local y marcador decidido en la primera mitad. Mejor eso que llegar al último minuto con el ansia de ganar. Y eso que comenzó mejor el filial, acercándose a la portería local, sobre todo por su carril izquierdo. Sin embargo, la Real C viaja con munición de fogueo, todo lo contrario que los locales, que cuando cargaron su fusil, amparado en otro error defensivo, noqueron por tercera vez al rival. Hizo todo Jon Madrazo, también dentro del área, y cedió el esférico a Agüero, que anotó desde el punto de penalti. No había duda del triunfo ya.
El partido bajó notablemente su ritmo. La UD Logroñés tenía la tarde hecha. Simplemente dejar pasar el tiempo y esperar. Si se incrementaba la cuenta, mejor; pero si el partido concluía con 3-0, el resultado era inmejorable, porque además por tercera semana consecutiva en liga se mantenía a cero. Rodríguez evitó el cuarto bajo palos, tras picar Riki el balón ante la salida de Tompa, que también impidió al brasileño celebrar su gol poco después. Y la Real C, a pesar de haber mejorado en las últimas semanas, caía en errores propios de la temporada. La clasificación, tras dieciséis encuentros, no engaña.
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