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El fútbol concede una segunda oportunidad la UD Logroñés esta tarde. Segunda para congraciarse consigo mismo y con su afición, pero también para recortar diferencias con el líder, el Arenas, que perdió este sábado en Gobela frente a la SD Logroñés. Primera derrota de los ... guechotarras en su casa. Si los riojanos ganan, la diferencia se reducirá a cinco puntos y el optimismo regresará al club de Valdegastea. Ysi no gana...
Las cuentas son claras y lo serán desde aquí a final de temporada. Porque al resultado del Arenas la UD Logroñés sumará el del Eibar B, que juega esta mañana. Ganar y sumar de tres en tres. Ni más, ni menos.
Sergio Rodríguez vuelve a disponer de casi todos sus jugadores, includoi al reciénllegado Pablo Valcarce, que entra en la primera citación. El técnico tiene donde elegir y su decisión no variara mucho el último once. Los hombres son los que son, la clave está en la idea. Rodríguez ha insistido mucho a lo largo de esta semana en el juego de ataque, en la movilidad de sus hombres sobre el césped, en la búsqueda de balones al espacio y en la llegada numerosa a zona de remate. Ahora bien, la cuestión reside en trasladar todo ese trabajo a partido, a la competición.Ante el Alavés B no se vio nada de eso, pero sí, y con mucha claridad, frente al Aragón. Marcar en los primeros minutos lo altera toda para bien y para mal.
No hay que olvidar que el Teruel, el rival de esta tarde, es un conjunto que descendió el pasado verano y que está en fase de superar la indigestión que le produjo el primer tercero de temporada. Ahora es un equipo más alegre porque ganaba con más frecuencia y cuando vences la sonrisa preside todo. Peru Ruiz, un delantero surgido de la cantera de la RealSociedad, es el hombre a vigilar. Sus seis goles representan un tercio de los marcador por su equipo.
No es que dentro de la UD Logroñés se esté viviendo una guerra civil, ni mucho menos, porque tal guerra no existe, sino que se trata de una relación entre el equipo y la grada amparada en el deseo y en la expectación, pero también en la decepción. Y el empate que se firmó ante el Alavés B fue decepcionante, incluido el juego mostrado.
El problema no es Las Gaunas en sí, sino lo que ocurre más allá del equipo. «No es una cuestión de actitud, no es una cuestión de no querer, sino de que nos afecta lo de afuera», admitía Sergio Rodríguez. Una sorpresa, por otro lado, la revelación, Aludía al significado de jugar en la UD Logroñés para dar pie al mensaje. «En este club, en esta categoría, la presión la tienes desde el minuto uno porque la exigencia seguramente es mayor», señalaba. Y es en la mente donde confluye todo.
El Teruel supone una nueva prueba. El equipo aragonés solo ha jugado en una ocasión en Las Gaunas, hace ya más de una década, y perdió, 2-0. En aquel partido estuvieron sobre el césped el incombustible Iñaki Sáenz y el propio Sergio Rodríguez. Ahora bien, lo importante es el Teruel de hoy. Anímicamente, es un equipo reconstruido porque ve cómo crece semanalmente en la clasificación, pero sobre todo en su cuenta de puntos. Sus últimas seis jornadas han sido tremendamente productivas, con 12 puntos. Doce en seis partidos cuando había sumado quince en los primeros trece. Todo ello a pesar de ser un bloque que marca menos de un gol por partido, dieciocho, número que solo empeoran Calahorra y Subiza. Pero los gestiona con rentabilidad, a pesar de que solo ha sido capaz de dejar su portería a cero en cinco ocasiones.
El Teruel exigirá. La grada, también. Y por si fuera poco, el Arenas exige, aunque perdiera ayer. Daba igual su resultado. Si hubiera ganado, la UD Logroñés debía ganar; si hubiera empatado, la UD Logroñés debía ganar; y si hubiera perdido, la UD Logroñés debe debía ganar. Otra cosa es cómo gestionar esa derrota. «Ahí es cuando empezamos a tener problemas a nivel de mentalidad, cuando nos fijamos en lo que hacen los que están alrededor nuestro», explicaba Rodríguez.
Un problema mental que añadir en un equipo que se confeccionó pensando en el ascenso directo y con jugadores con experiencia en esos objetivos. En el fondo, Sergio Rodríguez quiere que la grada aliente y aplauda, sobre todo en los malos momentos, y no que silbe a sus jugadores. «Ojalá consigamos que la gente esté con nosotros y que no nos pite al minuto tres, que seguramente nos lo merecíamos porque al minuto tres tuvieron una ocasión muy clara», admitía el viernes. Ahora, la respuesta está en la grada, aunque en realidad está en el césped.
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