Y al tercer intento el lobo devoró a la UDLogroñés

«Hemos hecho la peor primera mitad de todo el año. Desajustados, sin balón y espesos con él. Al descanso estábamos muy enfadados. Más por querer y por empuje hemos encontrado el gol al final», explicaba el técnico tras ganar en Mutilva merced a un gol de Urcelay en el tiempo añadido. Un mal partido que solo se justificaba en el fútbol de un equipo al que el rival le superó por casta y genio. Rival que pelea por la permanencia. La victoria dio siete días más dentro de un calendario 'favorable' pues contemplaba a otras dos escuadras que también están clasificadas en la zona baja de la tabla y con la mente puesta, al menos una parte de ella, en el Barakaldo, que el domingo se presentará en Las Gaunas.

«Hemos empezado bien, pero hemos ido de más a menos. En nuestro debe está no marcar ese segundo gol. A partir de ahora costará mucho ganar los partidos porque todo el mundo se juega su pan», resumía Diego Martínez tras la sufrida victoria en Las Gaunas sobre el San Juan. Quizá el rival era más equipo de lo que presumía una parroquia que esperaba la goleada, una más, en casa, máxime cuando Jon Madrazo marcó en los primeros minutos.

La UD Logroñés acabó pidiendo la hora. Pudo marcar más goles, pero no lo hizo, sintió cómo su rival pudo empatar el partido y no puso en apuros al portero navarro a pesar de jugar con un hombre más los últimos veinte minutos. «Si no cierras el encuentro te expones a que te den un susto», admitía Martínez. Y con el susto se fueron todos de Las Gaunas. Ahora bien, el sábado el San Juan derrotó al Athletic B en Pamplona.

No alejó la UD Logroñés al lobo de su vestuario en ese partido, con todo a su favor. No estaba jugando bien y tampoco estaba siendo el equipo dominante en las áreas. Ha sido en Gobela donde el lobo entró en el vestuario riojano y le mató, al menos en su lucha por la primera plaza, porque de haber ganar en Gobela, la UD Logroñés estaría ahora a seis puntos, seis, del liderato con muchas cosas que contar en los que resta de liga.

La Mutilvera superó a los riojanos en carácter y el sábado se repitió la historia. Mucho más metidos los vascos en lo que el partido demandaba que los blanquirrojos, aunque hubieran trabajado muy específicamente este enfrentamiento. No supieron tener el balón porque plantearon un juego directo que no rentabilizaron; se vieron superados en el centro del campo ante tanto esférico en largo; a pesar de ser un campo pequeño no había conexión entre medular y ataque, como le suele pasar a este equipo cada vez que juega con dos puntas que fuera del área pierden fútbol; planteó el uso de tres centrales y no fueron capaces de generar acciones a balón parado para buscar el remate; y pusieron en escena dos carrileros que no nutrieron de centros laterales a sus atacantes. Seguramente haya más detalles.

Todo lo contrario hizo el rival. Provocó acciones a balón parado, generó una pena máxima a la salida de un saque de esquina y marcó en su único disparo entre los tres palos antes del descanso. Ya en el segundo, mantuvo la tónica, anotó de nuevo a balón parado en su segundo lanzamiento a portería y, sobre todo, fue superior en los duelos individuales amén de imprimir un espíritu mucho más aguerrido a su fútbol.

Eran sus armas, las puso en escena y las rentabilizó. La UD Logroñés, en su afán de mimetizarse con Gobela, renunció a muchos de sus principios y lo pagó con la derrota. «Hemos hecho algo que era importante, que era ponernos por delante, pero hemos aguantado muy poco. En la segunda mitad hemos salido al campo mejor, pero no hemos acertado en nuestras ocasiones y ellos sí. En su único disparo han marcado un golazo. Luego lo hemos intentado y no sabido», explicaba Diego Martínez. Y ahora toca el Barakaldo.