Un mal día para la UD Logroñés

Muchas eran las ideas que tenía la UD Logroñés ante su visita a Zubieta, pero ninguna resultó válida. Diego Martínez sorprendió retocando la zaga con la inclusión de Cristian en su eje y de Capde en el círculo central para liberar a Urcelay como segundo punta. Sin embargo, el primer protagonista fue Ugarte, porque en su primera carrera con Arruti como adversario, éste cayó fuera del área y Pérez Fernández pitó el punto de penalti. Penaltito, de haber sido dentro, pero ni eso. Otra sorpresa que agradeció Guibelalde batiendo a Royo. No se había alcanzado el minuto de juego y una errónea decisión, de las varias que tuvo el colegiado, rompía el compromiso.

La UD Logroñés pasó a modo persecución, pero la Real Sociedad no es ni el Arenas ni la Mutilvera. Compite pese a su juventud, porque la calidad no se adquiere con la edad. Se tiene o no se tiene. Los blanquirrojos, de amarillo en Zubieta, presionaban alto, llevaban al rival al fallo, robaban balones y encerraban a su oponente en torno a Fraga. Madrazo, Urcelay o Capde buscaban el disparo lejano; Yasin e Iñaki percutían por bandas, pero no había precisión para que, al menos, Fraga sintiera el peligro del gol encajado. Todo bien salvo lo primordial, el gol porque tampoco se entraba en el área con claridad o superioridad. La Real se sentía asediada, sin salida y mucho menos sin llegada, pero no nerviosa o precipitada. Otro síntoma de calidad.

No parecía el domingo apropiado. El día en el que el Athletic iba perdiendo al descanso, en Nájera, la UD Logroñés encajaba un gol en el primer minuto. Quizá la distancia entre el vestuario y el campo le enfrió, porque repitió historia al inicio de la segunda mitad. Un balón raso filtrado a la línea de tres cuartos, pasado el círculo central, lo tocó con sutileza Guibelalde. Con ese toque se quitó a Sarriegi, Cadpe y Ugarte, que salió mal y tarde a robar el balón. Mariezkurrena avanzó con él, armó su zurda y alojó el balón en las redes riojanas por la escuadra. Segunda llegada, segundo disparo y segundo gol. Tremendo. Heroica o derrota. Lo segundo.

Martínez dio paso a revolucionarios como Arias y, sobre todo Facchin. Recuperó el mando el once riojano, como en la primera mitad tras el gol. Fraga voló para evitar el gol de Urcelay por la escuadra izquierda; Facchin estrellaba el balón junto a la escuadra derecha; Arias remataba desde el punto de penalti a manos de Fraga; Jony golpeaba seco a la derecha del portero. Definitivamente, no era el día.

El partido no entendía ni de ideas ni de dibujos. La UD Logroñés se había despojado de toda armadura y atacaba a pecho descubierto. La Real aguantaba. Sabía de su renta y de la necesidad del rival. Pudo ampliar su ventaja en un nuevo error de Ugarte, pero Ramírez estrelló el cuero en la madera. La UDL se había vestido, sin embargo, con esa ropa de los primeros partidos en los que generaba, pero no marcaba. Como prueba, un testarazo de Jony en el área pequeña que Fraga sacaba bajo palos. El txuri urdin recordaba a Calavia, portero del Aragón, que aquel día amargó la mañana a los riojanos en Zaragoza.

Los síntomas eran claros. La primera derrota en liga cobraba fuerza. Siempre es inoportuna, pero cuando tú eres el perseguidor y no el perseguido, mucho más. Porque el Athletic B ya no perdía en Nájera, sino que empataba. Aunque la noche aún podía ser más cerrada, pues la UD Logroñés no marcó y encajó su primera derrota, cimentada en un error de bulto, pero derrota. La UDL perdió su partido en el primer minuto y el Athletic lo ganó en el minuto 94. Lo dicho, no era el día.