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Losantos protege la posesión del balón ante Gualda. Rodrigo Merino

La UD Logroñés se queda sin excusas

Los blanquirrojos empatan ante el Alfaro, más intenso en la primera mitad, y desaprovechan una oportunidad en su carrera

Domingo, 22 de diciembre 2024, 19:06

Sin excusas. La UD Logroñés no tiene excusas que esgrimir ya salvo su propia personalidad, su mentalidad. Un equipo que se dice grande lo es en casa y lejos de ella. Y la UD Logroñés está lejos de ser grande a domicilio. El Alfaro fue ... más intenso en la primera mitad y la UD Logroñés superior en la segunda. El Alfaro no puso en apuros a Daza y Ekiza impidió el triunfo riojano con una soberbia mano en un acción aislada. Tiempo para hablar de merecimientos, pero una realidad. Un buen empate para el Alfaro y un mal punto para la UD Logroñés. No hace falta mirar a otros. El problema es propio.

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Alfaro:

Ekiza, Aitor, Morillas, Parada, Balda, Aguado, Losantos (Casas, 83), Luis JIménez (Iñigo, Jiménez, 64), Riccobene Turu, 63), Soeiro y Unai

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UD Logroñés:

Daza, Yasin, Monreal, Moreno, Mateo (Facchin, 78), Sarriegi (Garrido, 59), Caballero, Agüero (Riki, 68), Madrazo, Gualda (Nájera, 78) y Barrero (Estrecha, 59).

  • Goles: No hubo

  • Árbitro: Carrero Romera. Amonestó a los locales Soeiro y Aitor; y a los visitantes Sarriegi, Monreal, Garrido y Mateo.

  • Incidencias: La Molineta. última jornada. Fantástica entrada, con numerosos seguidores de la UD Logroñes. Tarde fría y lluviosa. 750 espectadores en las gradas.

Si Unai Ayensa no hubiera mandado el balón a la lejanía desde punto de penalti y sí a las redes de Alex Daza, el Alfaro hubiera culminado con la ventaja una puesta en escena superior a la de la UD Logroñés. Más ritmo, pero sobre todo más intensidad, algo de lo que había advertido Sergio Rodríguez en los días previos al último encuentro del año. Tiene trabajo el técnico, sobre todo mental. Los locales asumieron el mando y la posesión y apelaron al balón largo, al centro al área y a la velocidad de Kevin Soeiro y Ayensa, principalmente, sin olvidar a Luis Jiménez y Riccobene.

La intensidad del Alfaro era superior y, por tanto, el equipo era superior, película que ha protagonizado la UDL en más de una ocasión en sus desplazamientos. Actor secundario, no por falta de argumentos, sino por planteamiento o por la suma de actitudes individuales. Sarriegi se autolimitaba con una amarilla muy temprana, Caballero no aparecía y el protagonismo en la salida de balón era para los dos centrales y laterales hundidos. Mal negocio que entendía muy bien el Alfaro. Si robaba buscaba la transición rápida. No había remate dentro del área y sí disparos lejanos, caso de Luis Jiménez, pero en ningún momento en disposición de superar a Daza, o de Ayensa, tras una cabalgada de cincuenta metros. Llegó sin fuerza al área.

A Sergio Rodríguez no le gustaba lo que veía. Despertó tímidamente el once logroñés, pasó a tener algo más de posesión y sobre todo a jugar más de cerca de Ekiza. El portero se hizo con el balón en una duda defensiva con su central ante la presencia de Barrero, pero sobre todo metió los puños a un peligroso centro lateral de Madrazo y junto con la ayuda de su zaga impidió que Yasin culminase su espectacular progresión a la línea hasta la línea de fondo con un balón atrás de los de empujar. Minutos en los que Mateo pidió pena máxima en su acción con Parada mientras se quejaba de su tobillo derecho. Insuficiente en cualquier caso. Para el penalti y para ir por delante en el marcador.

El regresó al césped trajo consigo un cambio en el protagonismo y también la apertura del tiempo del querer y no poder. Dio un paso adelante la UD Logroñés merced a la posesión y seguramente a un cambio mental. Generó dos saque de esquina prácticamente consecutivos, pero sin remate. Logró que el Alfaro se sintiera más incómodo. Si Ayensa pudo cambiar el rumbo del duelo a los dieciocho minutos, Madrazo hizo lo posible para que su equipo diera un golpe serio en el minuto 58. Cayó dentro del área en pugna con Luis Jiménez. Queda la sensación de que el local golpeó al blanquirrojo por detrás, pero el colegiado apeló a lo fácil en estos casos, señalar falta del delantero. Parafraseando a Sergio Rodríguez, no debía ser una excusa. La UD Logroñés era reo de su juego. Sin más.

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Creció poco a poco el Alfaro. Gurría y Rodríguez buscaron mentes lúcidas y piernas frescas. Turu, Iñigo Jiménez, Garrido, Estrecha, Riki, Nájera, Casas,... se sumaron al compromiso. Se abría el partido. Era momento de apelar al corazón y a las fuerzas. Iñigo Jiménez no aprovechó un acción a balón parado al borde del área; Ekiza metió los puños con apuros en el primer palo para mandar el balón a saque de esquina, pero sobre todo voló para meter la mano y evitar el balón de Madrazo entrase en su portería por la escuadra. Quien acertase se llevaba los tres puntos. Nadie acertó. El empate es bueno para el Alfaro y malo para la UD Logroñés, que debe preguntarse por qué desperdicia tantos minutos lejos de Las Gaunas para seguir cediendo puntos. Da igual el rival, el campo o la climatología. Es su mentalidad. En sí, se ha quedado, un viaje más, sin excusas.

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