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Empate y gracias. La UD Logroñés eludió después de 98 minutos la derrota, pero fue en el último suspiro. El empate no es lo esperado, aunque recorte un punto al líder, paradójicamente. La UD Logroñés asomó la cabeza cuando el agua le impedía respirar. Empató ... después de recibir el primer gol y apenas dos minutos después encajó el segundo. Goles que evidencian su crisis, como el hecho de desperdiciar un penalti, en este caso Iñaki. Fruto, seguramente del mal momento. Lo único que le queda es minimizar daños en el peor momento de la era Rodríguez y mucho tiene que cambiar para alcanzar la primera plaza, aunque la debilidad de este grupo le permite pensar que es posible.
Gernika
Altamira, Agirrezabala, Koldo, Lorente, Asier, Huete, Laka (Unai, 83), Álex, Larrauri (Aimar, 68), Ander (Baqué. 68), Arzalluz (Nates, 83)
2
-
2
UD Logroñés
Daza, Yasin, Eloy (Barrero, 85), Bobadilla, Iñaki, Sarriegi, Bonilla, Riki (Nájera, 65), Pau López (Agúero, 61), Madrazo y Lupu
Goles: 1-0, m. 49. Laka; 1-1, m. 52; Curro Bonilla. 2-1, m. 54. Arzalluz; 2-2, m. 90+. Madrazo.
Árbitro: Carbajales Gómez. Amonestó a los locales Larrauri, Koldo, Ander y Lorente.
Incidencias:
Desde las gradas de Urbieta se visualizan pastos, caseríos y alguna montaña de escasa altitud para escaparse el fin de semana. Un paisaje bucólico y relajante que invitaba más a la siesta que a sensaciones fuertes. Y no hubiera estado mala una cabezada después de ver los primeros compases de un partido entre dos equipos en el que el local apostó por especular y dejar pasar los minutos a ver qué ocurría y el visitante quiso, pero no pudo pasar de un monólogo que carecía de resolución. Ni un final trágico ni divertido. simplemente una discurso plano.
Sergio Rodríguez aludió de loa hechos al materializar hasta cinco cambios en su once, al que se sumaron Bobadilla, Iñaki, Sarriegi, Curro Bonilla y Riki. Pero la savia nueva no trajo consigo el florecer de un equipo que aunque quiso el balón desde el inicio y jugó en campo vizcaíno careció de ideas para superar el orden y disciplina locales. Equipo, el blanquirrojo, aunque de negro riguroso, como si de luto se tratase, que tocaba mucho en horizontal para mover a un rival inamovible, pero que no encontraba vías de pase ni circulación que superase líneas. Ni Yasin y Riki por la derecha, ni Iñaki ni Madrazo por la izquierda. Rodríguez pedía valentía en ataque, pero el miedo parece tener más fuerza a día de hoy, salvo que esa petición solo sea de puertas hacia afuera.
Así, ni Altamira ni Daza se mancharon los guante. Riki disfrutó de la mejor oportunidad con un lanzamiento lejano que Lorente convirtió en ocasión al desviarlo con su cuerpo. Poco después, Lupu, carente de asistencias, no llegó al balón que puso Sarriegi al segundo palo, como Madrazo tampoco encontró portería en el tercer acercamiento o Pau Lopez mandó el balón al frontón anexo tras una acción a balón parado de Iñaki. Una vez más fuegos de artificio para concluir un fútbol que pecaba de horizontalidad y al que le faltaban criterio, un arquitecto ofensivo y profundidad. Historia conocida, analizada de palabra y no corregida de obra.
El tristeza de la primera parte dio paso a la alegría de la segunda, pero también de la tragedia. Al menos en los primeros minutos. La diferencia estuvo en el gol. El Gernika anotó en su primer disparo entre los tres palos. Laka acercó desde la media luna. Queda la sensación de si Daza pudo hacer algo más, pero le botó el balón delante, aunque el gran error fue permitir a Asier, lateral izquierdo, iniciar la jugada saliendo con el cuero desde la zaga. Nadie le paró. Abrió el cuero a la banda antes de que llegase al Laka, que armó el disparo con mayor rapidez que los centrales el bloqueo del mismo.
El batacazo era evidente. Los blanquirrojos se posicionaron como soldaditos de plomo en el campo de batalla a la espera de que se reanudase el partido. Para su fortuna, prácticmente en la acción siguiente, Yasin voló el balón al segundo palo y Bonilla celebró el empate de disparo cruzado. Había pasado lo peor o eso pensaron los riojanos. Error, como el que repitieron al permitir repetir la salida a Asier. Esta vez llegó al área, golpeó el cuero y Daza metió la mano antes de que tocase el larguero. Córner. Y sabida es la escasa fortaleza de este equipo a balón parado. Perdió la primera batalla, la del primer remate, y la segunda, la del rechace de Daza. Arzalluz, nueve puro, empujó el esférico a la red. Tres goles en nueve minutos. El día dejada paso a la noche, más en las mentes visitantes que en los caseríos colindantes.
Y la noche, con lluvia, se cerró por completo para los riojanos cuando Madrazo entró en el área, en una de sus escasas intervenciones, y cayó. Penalti. Iñaki asumió el protagonismo, aunque le duró poco el papel de primer actor pues se lo arrebató Altamira. Primero jugó a la guerra psicológica de colocar bien el balón, pero después completó las palabras con hechos al despejar el esférico, que buscaba el lado izquierdo de su portería. La UD Logroñés profundizaba en el pozo al que se ha trasladado, aunque la derrota tampoco hubiera sido justa, por fútbol, y Madrazo, en otra aparición rescató a la UD Logroñés de una pena que se comenzaba a asumir. El extremo se dejó el alma en el golpeo desde casi treinta metros. El balón se estrelló en el larguero, botó en el césped y el colegiado dio el gol. No necesitó VAR. Entre no sumar y lograr un punto, mejor lo segundo, aunque no es lo esperado. Como la marcha del equipo. Por cierto, perdió el Arenas y el Eibar es el nuevo líder, pero eso no importa. Y aun así, los blanquirrojos están a seis puntos de la primera plaza, a pesar de que las sensaciones no sean las mejores.
Sergio Rodríguez, entrenador de la UDL, se quedó con lo bueno que vio en Urbieta, como la valentía de los suyos. «Era lo que queríamos, que el equipo fuera valiente», indicó. Incluso se aferró a las opciones de triunfo. Lo que no le gustó, lo hablará en privado. «En la primera mitad tuvimos el control del juego, pero nos faltó profundidad y generar alguna ocasión más clara, Aun así, teníamos controlada la situación. Tras el descanso, han marcado, nos hemos crecido y hemos sido más verticales a pesar de encajar el segundo», explicó. Para él hubo diferencias entre ambos periodos, que podrían quedar unidos, sin embargo, por la actitud mostrada. «Hemos seguido intentándolo y hemos generado en ataque, penalti incluido. El partido estaba más para nosotros y, si hubieramos marcado la pena máxima, las opciones de ganar hubiesen sido mayores», añadió antes de subirse al autobús blanquirrojo, pasar página y pensar en el próximo partido.
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