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La historia de siempre. Aunque pudo ser peor porque durante muchos minutos, ochenta y siete, la UD Logroñés generó ocasiones suficientes para golear al Aragón pero perdía por un error, un único error. Así, la historia fue la de siempre. Muchas ocasiones, pero sin ... victoria. Esta vez los blanquirrojos hicieron internacional a Carlos Calavia, que sacó hasta cuatro balones bajo palos. Un punto. Poco, pero es el consuelo que queda.
A diferencia de partidos anteriores, la UD Logroñés se asentó con mayor rapidez sobre el césped. El balón era el objeto del deseo porque se presumía que el Aragón también lo quería para marcar la pauta. Sin embargo, el filial apostó de inicio por el juego en largo, lo que permitió a los riojanos encararlo de frente. Apelaba la UDL a un partido diferente. Marcar primero, como había pedido su técnico. Se quedó en la intención.
Aragón
1
-
1
UD Logroñés
Seguin, por la derecha, advirtió con un disparo lejano al que dio continuidad Urcelay poco después. Era superior en la medular con Sarriegi, Urcelay y sobre todo Arias, que aparecía por todos los lados. Primero y tercero intentaron un gol de dibujos animados con una vaselina del vasco a la espalda local, pero Reda metió el cuerpo e impidió el toque de gracia del asturiano. Era el cuarto aviso, porque en el tercero, Goti se quedó sin ideas y espacios dentro del área tras un centro raso de Iñaki al primer palo.
Avisos que despertaron al once local. Primero fue Jay, con un centro sin rematador y poco después Mañas, que ganó la espalda a Ugarte por velocidad y disparó alto ante la salida de Royo. Equipo peligroso. La UD Logroñés recogió el guante, pero una vez más no definió. En el pecado lleva la penitencia. Calavia abortó el restarazo de Yurrebaso y apenas un minuto después sacó sobre la raya de gol un cabezazo de Seguin a bocajarro. El vasco tampoco aprovechó un mano a mano con el portero local antes de alcanzar el descanso. Se repetía la historia. Ocasiones sin goles. Todo lo contrario que el rival. No había disparado entre los tres palos, pero marcó en el primero. Error de principiante. La UD Logroñés dejó libre a Jay al borde del área en un saque de esquina. Disparó y en el segundo palo, y con Royo pidiendo fuera de juego, Vacas desvió el balón a las redes. Grave fallo que no pudieron enmendar Seguin, en ese mano a mano, y Urcelay, con un testarazo ante el que apareció Calavia, antes de alcanzar el descanso. Buen fútbol, con ocasiones; mal resultado.
Quedaba toda la segunda mitad. Era la primera vez que la UD Logroñés iba por detrás en el marcador. Todo un reto. No el de empatar, sino el de ganar. El Aragón retrasó líneas y cerró espacios. Diego Martínez intentó dinamizar a su equipo con las inclusiones de Unai y Facchin, en las bandas, y Vitoria, en el área. Necesitaba algo diferente, amén de paciencia porque Arias ya no tenía tantos espacios y sin él la imaginación desaparece. El uruguayo no llegó a un balón al segundo palo. Era de esos de empujar, pero no llegó.
La UD Logroñés atacaba con insistencia, pero sin ideas claras. El corazón ganaba terreno a la cabeza. Justo en el momento en el que la mente debía pensar con mayor claridad. Tampoco existía el recurso del balón parado, porque no se creaban situaciones para él. Como otras veces, la UD Logroñés se debatía entre querer y poder. No podía. Ni los centros laterales, porque los riojanos no llegan con hombres suficientes al corazón del área. Y cuando la tuvo Facchin pecó de falta de lectura de la jugada. Intentó cabecear cuando podía bajar el balón.
Todo o nada. La UD Logroñés jugaba, salvo Royo, en campo del Aragón. Asumía riesgos y lo sabía. Royo metió una mano salvadora a disparo de Cuenca y en la siguiente jugada Terrer desaprovechó una contra. Un mal control y Urcelay le impidieron disparar ante Royo. Nervios. Diego Martínez incorporó a Cobo y Capde. Ataque total. Facchin se precipitó en un testarazo; Calavia volvió a sacar bajo palos a remate de Vitoria y la poblada zaga evitó que el disparo de Cobo llegase al menos a los tres palos. Aún quedaba un cartucho y este llegó en una segunda jugada. Calavia evitó el gol de Unai García, una vez más, y Facchin recogió el rechace para marcar entre una nube de jugadores.
Empate, pero el problema que la UD Logroñés con el gol es más grave cada día porque pasan los partidos y no se suma de tres en tres. Aunque la falta que ejecutó Iñaki hiciera que se cantase el gol en el tiempo añadido. Efecto óptico.
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