UD Logroñés y Guijuelo resolverán su eliminatoria en Las Gaunas. Ya se sabía, pero el empate sin goles con el que se ha cerrado el primer partido entre ambos deja todo en el aire, aunque con un importante matiz: el Guijuelo está obligado a ganar ... en Las Gaunas, bien en los primeros noventa minutos, bien en los ciento veinte, pero ganar. A la UD Logroñés le sirve en el empate. La ventaja es notable, pero siempre que se entienda bien. Empate a poco, porque el partido no ha si ni mucho menos bueno. Oficio blanquirrojo, aunque queda la sensación de que con un poco más de ritmo la victoria estaría acompañándole en su regreso a La Rioja.
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El Guijuelo afrontó el compromiso con el motor revolucionado. Quería el balón y sobre todo quería mandar sobre el césped. No es equipo de inicios espectaculares, pero sí era consciente de que la UD Logroñés encaraba la eliminatoria con la ventaja de que el empate al final de la misma es sinónimo de triunfo. El once salmantino comenzaba a hacer su trabajo, con mayor o menor posesión, ante un adversario tremendamente incómodo sobre el césped. Apenas tenía el cuero, apenas podía controlarlo con acierto, apenas podía salir... Aun así, el paso de los minutos desactiva el empuje local.
Guijuelo:
Rabanillo, Montes, Asiel, Pica, Coque, Cristóbal (Cambil, 83), Diego, Toti (Xabi, 64), Bernardo (Garban, 83), Juan Antonio y Pana.
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UD Logroñés:
Royo, Yasin, Titi, Ugarte, Codina, Seguin (Unai. 65), Sarriegi, Urcelay, Madrazo (Goti, 75), Arias (Bravo, 75) y Jony (Yurrebaso, 83)
Goles: No hubo
Árbitro: López Fernández. Colegio Gallego. Amonestó a los locales Pica, Toti y Diego y a los blanquirrojos Seguin, Jony y Codina.
Incidencias: Primer partido de la primera eliminatoria del 'play off' de ascenso a Primera Federación. Campo Luis Ramos de Guijuelo. Trescientos aficionados blanquirrojos en el recinto guijuelense, que presentó una buena entrada
No sufría su zaga y jugadores como Diego, Cristóbal y sobre todo Bernardo, por la derecha, generaban dudas razonables. No había fútbol, salvo el derivado del caos que crea la ausencia de un dominador. El guion del Guijuelo era muy claro y se centraba en llevar el balón al área a la mínima oportunidad. Así, antes de cumplirse la media hora, ya había generado cinco saques de esquina, manantial al que recurrir cuando el fútbol no fluye. Seis en la primera mitad, con la opción de marcar en el último, pero Titi repelió el segundo remate de Pana. Incluso Bernardo, minutos antes y fuera del carril, había puesto a prueba a Kike Royo, que evitó el gol.
Si el Guijuelo no sufría, la UD Logroñés tampoco, aunque por momentos era un equipo apurado, incluso demasiado retrasado. Codina no lograba cerrar su carril; Ugarte sufría cuando salía de su sitio en persecución de uno de los dos puntas locales; Urcelay miraba el ir y venir del esférico como si de un juez de tenis se tratara y sin lograr apresarlo… No era el mejor de los escenarios, pero la UD Logroñés divide sus partidos en sus dos periodos naturales y la temporada dice que en las primeras partes es un bloque más cauto que en las segundas, más atrevido. Y a todo ello se sumaba, además, que la obligación de marcar del Guijuelo era mayor. Así, ambos conjuntos cerraban el primer periodo. La UD Logroñés había ganado cuarenta y cinco minutos a los ciento ochenta y, sobre todo, a su compromiso como visitante.
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El negro cielo guijuelense había amenazado a la UD Logroñés, y también a su equipo, con descargar sobre el Luis Ramos. Aguantó, pero dejó ese rol amenazante para que alguien lo recogiera. Tomó el testigo la UD Logroñés. En pocos minutos dejó claro que nada tenía ver que con el de la primera mitad. Más posesión, presión más alta, más ritmo y mayor velocidad en la transición. Además, comenzaban a aparecer los espacios porque el centro del campo local ya no abarcaba tantos metros. De la nada empezaba a emerger la figura de Urcelay. Disparó el vasco con timidez desde fuera del área. Rabanillo no tuvo problemas para atrapar. Apeló al balón parado, pero Titi no llegó al de Seguin y Codina se estrelló con la valla publicitaria tras rematar el que le había servido Arias. El partido era otro, la UD Logroñés había tomado el control, pero no con la autoridad suficiente como para desarbolar al cuadro local. Y, además, le faltaba continuidad para anular por completo a su rival.
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Diego Martínez puso en escena a Unai, primero, y a Goti y Bravo, después. Cambió la segunda línea de ataque por completo. Quería más velocidad. El empate no era malo, pero había llegado el momento de cerrar triunfalmente el guion presentado. Lo intentó de nuevo Urcelay desde la frontal del área, pero el balón se marchó por encima del larguero. Con ese disparo, los riojanos daban por concluida su oferta ofensiva y los locales apenas podían llegar al área de Royo con la mente lo suficientemente fresca como para generar algo que contar. No se había ganado, pero no se había perdido la eliminatoria, objetivo de este viaje. En ocho días se resolverá todo. Paciencia.
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