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Ni siete ni trece. Diez. Y con el 'goal average' general como elemento diferenciador en caso de empate a puntos. Ese es el escenario en el que queda la UD Logroñés tras su pasó por Lezama. Empate sin goles al que sonríe más abiertamente el ... Athletic B, que mantiene la renta de diez puntos sobre los riojanos y de seis respecto al Barakaldo. El respeto mutuo ha mandado en el enfrentamiento. Miedo a encajar por momentos. Había mucho en juego. El marcador no dicta sentencia, pero complica la empresa de ascender directamente. Para la UD Logroñés todo sigue casi igual, es decir, ganar, ganar y ganar y esperar a que fallen los que le preceden.
Athletic
Padilla, Rincón, Duñabeitia, De Luis, Palacín (Rego, 86), Bita, Gere, Ibon (Canales, 75), Olabarrieta, Mattheus (Varela, 75) e Izeta (Iñigo López, 86)
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UD Logroñés
Royo, Yasin, Titi, Codina, Iñaki, Seguin (Enzo, 69), Sarriegi, Urcelay, Madrazo (Cobo, 83), Arias (Unai, 83) y Jony
Árbitro: Baiges Dones. Amonestó a Gere, por el Athletic B; Urcelay y Enzo, por la UD Logroñés.
Incidencias: Decimoctava jornada de Liga. Lezama. Nutrida presencia de seguidores de la UD Logroñés, en torno a 300 aficionados.
Entró mejor el Athletic B en el partido que la UD Logroñés. La diferencia entre ambos estuvo en la posesión del balón, local al inicio. Querían los cachorros manejar el compromiso, pero los riojanos no renunciaban a nada desde su primera idea de esperar y mantener el orden, sabedores de que el once vizcaíno suele marcar en los primeros minutos. Sea como fuere, ninguno de los dos lograba imponerse ni sentirse cómodo. Mandaba el respeto y ambos aprovechaban algunos latigazos. Seguin dio el primero con un disparo sin apenas ángulo, pero el balón no disfrutó de la rosca suficiente como para encontrar portería; antes de la media hora, Royo despejaba el cuero en un ejercicio de reflejos a remate de Ibon. Titi se confió y dejó pasar el balón lateral e Iñaki no corrió con el bilbaíno. Susto serio.
El compromiso se había abierto. El Athletic explotaba más su banda izquierda, con Palacín, y la UD Logroñés también apelaba a ese espacio, con Yasin. Menos activos estaban Iñaki y Madrazo y Rincón y Olabarrieta, aunque con mayor profundidad estos últimos. Iba y venía el esférico aunque sin claridad cuando se aproximaba a las áreas. Únicamente la que daba la calidad de los jugadores, si bien el miedo a encajar era mayor que el placer que produce marcar. De ahí, esas ráfagas. Jony cabeceó desviado en el primer palo y poco después Royo despejó el cuero junto a su palo izquierdo a disparo de Izeta. Buscaba ahora más el Athletic B a Iñaki. En el fondo exploraba vías porque no las encontraba de su gusto. En realidad, ninguno de los dos, porque los riojanos tampoco las adivinaban, máxime con uno de sus jugadores más desequilibrantes, Madrazo, no aparecía en ataque. El escenario arrojaba incertidumbre y presumía una victoria por la mínima, en caso de cerrarse el partido así, aunque era la UD Logroñés la que debía asumir riesgos. Para los locales, el empate no era un mal resultado.
El Athletic B no quería, no obstante, el empate. Agitó el compromiso en el inicio de la segunda mitad con intensidad y velocidad con el balón. Perder era una posibilidad, pero no olvidaba que ganar suponía ampliar su renta a trece puntos sobre los riojanos y mantener la de ocho con el Barakaldo. La UD Logroñés buscaba transiciones más rápidas, incluso con precipitación en el inicio. Echaba de menos a Urcelay, más entregado en labores defensivas. Ahora bien, cuando ligaba en la salida, llegaba al área. Madrazo buscó más protagonismo por medio y en uno de sus característicos arranques Jony acabó disparando a la izquierda de Padilla. Había más espacios para correr, pero era obligatoria la precisión, el famoso último pase. El delantero riojano pudo poco después aprovecharse de un error de los centrales, pero De Luis lo impidió en el último momento. Estaba cambiado el partido poco a poco y entraba en el terreno de la letalidad del error. Olabarrieta tuvo la más clara en el segundo palo en un desajuste riojano, si bien cruzó en exceso el esférico. Acto seguido, Padilla despejaba de cabeza fuera del área ante la llegada de Jony, que sin tiempo para recuperarse no pudo llegar al balón de Arias dentro del área. Tampoco Seguin.
El enfrentamiento pasaba de lo táctico a lo pasional, con un compromiso de ida y vuelta. Enzo Facchin, de perfil apasionado, se sumó al duelo. Los espacios eran mayores y la UD Logroñés dio protagonismo a Iñaki, con más metros al desplazarse de la banda Madrazo. Jony cabeceó a la derecha de Padilla un soberbio centro de capitán. Los riojanos estaban creciendo, pero necesitaban el gol. Si no, todo era en vano. Como lo fue la caída de Iñaki al sentir el empujón de Rincón en su espalda. Se podía pitar o no. No se pitó.
El partido estaba para el golpe de gracia. Los locales se sacudieron esos sustos y respondieron con dos acciones de Izeta y tres saques de esquina consecutivos que generaron miedo. No se movió el electrónico. Ni siquiera cuando la grada riojana se quedó con el grito del gol a mitad de la garganta. Al remate de Enzo Facchin le faltaron esos centímetros que separa el gol del saque de portería. Juego por momento, claras ocasiones, pero sin la determinación del gol. La caza continúa.
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