La expulsión de Álvaro lastra el buen trabajo del Racing Rioja

El Racing Rioja pisó el verde del Mundial'82 con la idea de volver a la senda correcta después de encadenar dos derrotas consecutivas pero, en frente, tendría a un rival que no le pondría las cosas fáciles. A pesar de que el Tudelano partía como favorito del choque, el cuadro logroñés tomó la iniciativa en el ataque con un centro lateral de Pitu que intentó rematar primero Saúl para que Álvaro cogiera el rechace de la defensa de Tudela instantes después sin éxito. Esta primera incursión local despertó la furia de los de Tudela que no perdieron el tiempo en abrir la lata a los diez minutos del pitido inicial. Agus fue el encargado de rematar a bocajarro el perfecto balón colgado de Pol al corazón del área.

El tanto en contra, lejos de reducir los ánimos de los racinguistas, los enchufó más. Intentando encontrar un hueco por banda Damià dejaba atrás a la zaga rival para centrar a Julio buscando su cabeza. Utilizaron la misma estrategia Ketu y Saúl pero ninguno de sus lanzamiento llegó a traspasar la línea de gol.

Mientras el Racing Rioja volcaba su juego en campo rival, el Tudelano sufría por las lesiones de dos de sus pilares sobre el campo, Lluc y Agus, antes de que finalizase el primer tiempo. Hubo que esperar a la hora de partido para que los logroñeses tocasen diana con el remate a placer de Galán que entró como un misil en la red después de una gran asistencia de Saúl.

El partido se tensó con el empate. El colegiado empezó a repartir cartulinas para ambos conjuntos pero el que salió más perjudicado de esta situación fue el Racing Rioja ya que Álvaro, que vio su segunda cartulina amarilla, debió abandonar el terreno de juego dejando a los suyos con un jugador menos. Las consecuencias de esta expulsión pudieron palparse rápidamente ya que, dos minutos después, el Tudelano se ponía de nuevo a la cabeza con un disparo de Mikel Bueno al centro lateral desde la banda de Mousa.

No obstante, el conjunto racinguista no agachó la cabeza sino que intentó plantar cara a un rival que las tenía todas consigo. Jin lanzaría desde la lejanía un balón raso que atajó Roberto desde el suelo para que, dentro del tiempo de descuento, los de Tudela dejasen sentenciado el encuentro en un contraataque que terminó de materializar Oier a los pocos minutos de salir al campo imponiéndose en el cara a cara con Arturo.