La eficacia ante la portería rival da la primera alegría de la temporada al Alfaro

Con todo, la directiva y el cuerpo técnico mantienen los pies en el suelo y confían en el trabajo diario. Subrayan la importancia de comenzar el curso ganando, sobre todo a domicilio, pero aún más de seguir trabajando para encarar el desafío del partido a partido. Así, la plantilla volvía a ejercitarse en la noche de ayer en las instalaciones municipales de La Molineta.

Fue la primera de las cuatro sesiones preparatorias para recibir al Izarra en la tarde de este domingo. Después de descansar hoy, el equipo entrenará mañana jueves y viernes a las 20.00 horas para preparar el duelo ante el equipo navarro. Precisamente con el que disputó el primer amistoso de pretemporada. Y también con victoria a domicilio, a pies de los goles de Lacruz y Jiménez.

El Izarra también venció este domingo, un triunfo por 4-0 ante la Real Sociedad C que le ha alzado al liderato del grupo. Frente a esa goleada, la eficacia del Alfaro, que convirtió en gol su único disparo a puerta y supo defender los cinco entre los tres palos de los vascos. Las estadísticas del club blanquillo también reflejan dos tiros por cada equipo fuera de casa, mientras que el Gernika gozó de cinco saques de esquina y dos los alfareños.

El autor del tanto que dio la victoria, Kevin Soeiro, lo celebra también. Pero de forma escueta, confiando en el trabajo a seguir, sonriendo con un «volver a disfrutar» al referirse al gol.

Porque, con la victoria en Urbieta, los blanquillos comienzan puntuando como también lo hicieron en la 2022-23, en la que salían de Tercera después de doce temporadas. Entonces, empataron en el último suspiro ante el Racing Rioja gracias al tanto de Mario García en el Mundial 82. Volvieron a repetir alegría en la segunda jornada en su primer partido en casa, un 3-1 ante la Real Sociedad C, en el que marcaron Arturo y Aguado, que siguen en el equipo, y Albín.

Aquel partido fue el domingo de las fiestas del Burgo, como también será este, desde las 17.00 horas. Los blanquillos aspiran a convertir su campo en un fortín.