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Domingo, 17 de marzo. Día de saldar cuentas para la UD Logroñés. Primero, consigo misma; después, con la clasificación. Y como suma de ambos, ganar, ofrecer una imagen de equipo capacitado para alcanzar el reto con el que nació, un verano más, en junio. Y ... no es otro que le ascenso. La vía es secundaria mientras se alcance el objetivo.
«El equipo está preparado para competir contra cualquiera», recordaba Diego Martínez el viernes. Ycualquiera significa el Barakaldo, el invitado a la fiesta dominical, pero también otro equipo al que se vaya a enfrentar en lo que resta de temporada. Ahora bien, primer el Barakaldo.
Este partido era esperado con especial interés, porque en condiciones normales, si por éstas se entiende que ambos llegasen separados por tres puntos, permitía a los riojanos superarle en la tabla. No es así, porque tras el pasado fin de semana la diferencia es de seis puntos. La segunda plaza no peligra para los vascos como tampoco la tercera para los riojanos. «Ellos aspiran a la primera posición y nosotros a la segunda», admitía el técnico, que calificaba el encuentro de «importante», pero no de «decisivo». «Están pasando cosas raras», explicaba. Se refiere a resultados inesperados.
Saldar cuentas significa ganar, pero no a cualquier precio. Ganar siendo superior al rival, siendo sólido en ambas áreas, manejando el balón y el tiempo del partido, jugando en campo del adversario, estableciendo una jerarquía con el equipo en la pico superior de la pirámide. Ahora bien, si se vence todo lo demás quedará en segundo plano.
Ganar supone también poner fin de una serie de tres partidos en los que la UD Logroñés coqueteó con cantos de sirenas hasta que cayó al mar de la derrota. Venía tentando en exceso a la fortuna y ésta da en ocasiones, pero quita en otras. El Barakaldo es otro ejemplo de lo difícil que es ganar y de su facilidad para eludir la derrota o alcanzar la victoria con el agua al cuello. Nueve puntos ha sumado en los últimos minutos, descuento incluido.Es decir, exigirá un ejercicio de concentración brutal desde el pitido inicial al final. No queda otra.
Ganar supone también recibir el aplauso cerrado de la grada. Anda, no toda ella, con la mosca en la oreja, sobre todo con el rendimiento del equipo lejos de Logroño y con esa desilusión que ha supuesto no ocupar la primera plaza. «Me parece bien el examen (de la afición). Espero que se note que jugamos en casa (se espera medio millar de seguidores del Barakaldo), que se vea un ambiente de partido grande, de preparación para lo que pueda venir», decía el técnico. Nadie duda de lo que se espera en Las Gaunas, pero todavía no está cerrado el 'play off'... matemáticamente.
En el plano meramente táctico. Diego Martínez mantiene el caladero de semanas anteriores. No cuenta con Titi y Facchin. Con los demás, con todos, incluido Jony González, que comenzó la semana retirándose a vestuarios antes de tiempo. Si el técnico quiere ver a un equipo con personalidad, que quiera el balón, que sea valiente, dominador y decidido en los últimos metros tiene el material humano necesario, pero siempre y cuando extraiga de él su máximo rendimiento.
Dos goles de Izeta y Mattheus en los últimos diez minutos permitieron al Athletic B superar al Arenas en Lezama, que aún metió el miedo a los locales al recortar diferencias en el tiempo añadido. Sufrió el filial, pero ya suma 63 puntos. En el otro partido, Utebo y Alavés B, perseguidores de la UD Logroñés, se repartieron puntos (2-2) en una tarde de alternativas en el marcador y que se resolvió con un gol de Suárez, de penalti, para evitar la derrota local.
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