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Carlos Lasheras es el nuevo entrenador de la UD Logroñés. Catorce días después de que Yayo Urzay tomase el mando del primer equipo. El ... vasco desempolva el chandal veinte años más tarde de su última experiencia sobre el césped. ¿Y por qué? «Tiene los cojones y el valor, y perdón por la palabra, de coger el equipo». Frase de Félix Revuelta que se sitúa al nivel de aquella otra: «Si bajamos, ya ascenderemos».
¡Y uno más!, se hubiera escuchado en el mítico Soriano si de champiñones se tratase, pero no son champiñones, sino entrenadores. Ni es una fiesta, sino un funeral. Ni uno, ni dos, ni tres, sino cuatro son los técnicos que dirigirán a la UD Logroñés esta temporada… por ahora, que quedando siete partidos no se puede dar por cerrado el número. El uno más corresponde a Carlos Lasheras. La capacidad de sorprender de este club no conoce límites. Lasheras, el director deportivo, porque hace ya veinte años que no se sienta en el banquillo. Lasheras, el mismo que firmó a Miguel Flaño y que confeccionó este decepcionante equipo; Lasheras, el mismo que tenía prácticamente firmado hace quince días a un nuevo entrenador, pero que se vio sorprendido por el ascenso de Yayo Urzay desde el filial, equipo al que por cierto regresa hoy mismo. Lasheras, uno de los nombres propios de la gloria del Mirandés junto a Carlos Pouso. El domingo serán rivales en el banquillo. Y Pouso le espera con la puntilla en la mano, no por revancha sino porque quiere que su equipo gane.
Los martes, a pesar de ser un día de descanso para la primera plantilla, se ha convertido en una jornada muy peligrosa. «Carlos Lasheras, director deportivo de la Unión Deportiva Logroñés, asume el banquillo del club hasta el final de la temporada en sustitución de Yayo Urzay, que se había hecho cargo del primer equipo de manera interina y regresa al Promesas. El vasco tendrá en el staff como segundo entrenador a Julio Bañuelos, exjugador y técnico de su confianza. Natural de Miranda de Ebro, tiene 54 años», rezaba la nota que el club publicó en redes minutos después de que Diario LA RIOJA adelantase el relevo. Curioso el carácter 'interino' de Urzay cuando se le dio por definitivo este mismo mes.
Lasheras cuenta con un interesante currículum deportivo, gestado sobre todo en los despachos. A la UD Logroñés llegó en el año 2017 merced a su fantástica trayectoria en el Mirandés, pero también ha sido capaz de construir equipos que han disfrutado del ascenso, caso de la propia UDL o del Sestao. Este último lo dejó por su deseo de regresar a Logroño, el mismo que ahora le mueve a irse al final de temporada según Félix Revuelta. Ahora bien, diferente es su experiencia en los banquillos. No se sienta en uno, al menos de Segunda B o categoría superior, desde el año 2005. Y solo lo hizo en una ocasión aquel año, en la decimoctava jornada de liga. Perdió por 3-2 en Torrelavega. Más extensa fue su etapa en Aurrera de Vitoria, entre 1998 y el 2001, aunque de manera esporádica y no en las tres campañas. En la primera dirigió al once vitoriano en 28 partidos, con un saldo de nueve triunfos, nueve empates y diez derrotas; y en la última temporada regresó al banquillo para sentarse en él durante nueve semanas. Perdió en cinco de ellas, empató en dos y ganó en otras dos. Números más que discretos.
La UD Logroñés no encuentra entrenadores en el mercado, pero sí asistentes. Julio Bañuelos se suma al cuerpo técnico del primer equipo, del que se sabrá hoy o mañana cómo queda. Jugador y entrenador de palmarés también discreto, es un «técnico de la confianza» de Lasheras.
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Si este invierno y primavera se asemejan a la del 2023, aunque no con la amenaza del ascenso latente, el paso de Lasheras al banquillo recuerda a la llegada de Natxo González. Ambos sumaban tiempo sin entrenar. Y el tiempo pasa factura. De momento, Lasheras y Bañuelos se estrenan esta mañana a puerta cerrada. Dentro del vestuario les esperan unos jugadores que deben, o deberían, estar confundidos.
La UD Logroñés regresa esta mañana a los entrenamientos. No será un miércoles más, sino un miércoles especial. En su mano, aunque no es fácil, está reconducir la temporada.
La de esta mañana iba a ser una cita más en Valdegastea con el partido contra la SD Logroñés en el horizonte. No lo será. Allí espera una plantilla tocada en el aspecto anímico por los resultados y mermada físicamente por las ausencias. Pero aún hay más. Ya que hoy inician su cuarto librillo técnico y táctico de la temporada, el que personifica Carlos Lasheras, dispuesto a demostrar que no estaba equivocado con la confección de este equipo.
El nuevo entrenador se encontrará con una plantilla en la que Bobadilla, Sarriegi y Valcarce se recuperan de diferentes problemas físicos. Pensar que se pueden contar con ellos, salvo Sarriegi, el domingo es ser optimista, aunque restan cuatro jornadas de trabajo. Pero más allá de quien juegue o no, el gran trabajo con este equipo es mental. Es incapaz de atacar con soltura, de reaccionar a un gol en contra, de rentabilizar el balón parado y, ahora también, de cerrar su portería. La apuesta, una vez más, es muy arriesgada, aunque Lasheras está dispuesto a despedirse con las botas puestas.
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