El Calahorra salva un punto en el último suspiro

La primera mitad tuvo unos primeros diez minutos tranquilos. Ambas escuadras tantearon el terreno y no llegaron con mucha eficacia, con varios centros tímidos que no causaron peligro. El contador de ocasiones lo inauguró el Barakaldo con un disparo desde fuera del área de Buján, que se fue rozando el larguero. Tras esa jugada, Ekiza dispuso de una ocasión clara con una volea desde el borde del área que despejó Tena.

Esa fue la última llegada peligrosa del conjunto riojano hasta poco antes del descanso, ya que el asedio local pasó a ser asfixiante para la defensa del Calahorra. En el minuto 21, Orozco tuvo una de las más claras del envite con una volea que sacó la defensa. Poco después, llegó el tanto del bloque baracaldés. Tras un desajuste defensivo, Oier López se quedó solo delante de Gonzi al que pudo batir con un disparo cruzado. Cerca de diez minutos antes del descanso, Huidobro tuvo una muy buena ocasión para poner tierra de por medio con un remate de cabeza a centro de Pacheco. Ese testarazo se marchó fuera, pero al paso por el descanso la sensación era de amplia superioridad local.

En la segunda parte el guion cambió. El Calahorra subió la presión y comenzó a tener ocasiones muy peligrosas, como un remate de Uzkudun, que se fue rozando el poste. La gran mayoría de llegadas llegaban por las bandas y con centros abiertos, y cuando estos no encontraban rematador, el rechace era otra ocasión más para los visitantes, como ocurrió en el minuto 57, cuando Ekiza, muy activo durante el encuentro, conectó un disparo desde fuera del área tras un despeje de Tena.

El encuentro parecía irse por completo con la expulsión de Uzkudun por doble tarjeta amarilla. Con un futbolista menos todo hacía indicar que el equipo riojano no iba a ser capaz de empatar el encuentro, pero sendas incursiones por la banda derecha rematadas por Ekiza dejaron ver que todavía seguían metidos de lleno en el partido.

Tena fue el gran problema, ya que paró todas y cada una de las ocasiones claras de la escuadra calagurritana, mayoritariamente con salidas a centros no muy peligrosos. El Barakaldo, por su lado, no tuvo más que una ocasión clara en todo lo que restaba de encuentro: fue una falta botada por Molina y que remató desviado Artetxe tras la peinada de Orozco.

El tiempo corría en contra de un Calahorra que agotó sus opciones. Y halló el premio en un córner en la última jugada del partido, con todo el equipo arriba, incluido su portero. La jugada fue una mezcla de malentendidos defensivos y de fortuna, ante un centro cerrado, Tena salió en falso y dejó toda la portería descubierta. Ese centro fue capaz de rematarlo Oier Herrera con un cabezazo sin mucha fuerza, pero con dirección al marco, entonces desprotegido (1-1). La recompensa a la constancia.