La SDL despega con los errores del rival

El partido comenzó con un bonito homenaje a Félix Pavía. El lateral, que había renovado con el Anguiano tras el ascenso, no pudo llegar a debutar en Segunda Federación después de romperse el ligamento cruzado durante un entrenamiento. Bonito gesto, con paseíllo y entrega de camisetas incluidos, que daba inicio al derbi riojano en Isla.

Pouso no varió en demasía el once ante el Arenas, salvo pequeñas modificaciones como la rotación de Javi Jiménez por Oriol bajo palos. Ya avisó el preparador de Lejona que su equipo no debía bajar las orejas ante un contrincante aparentemente inferior y así lo demostró con su apuesta en la ofensiva al colocar a Raúl Rubio como punta acompañado por Pau Miguélez, Lamadrid y Álvaro García. El Anguiano, por su parte, sí que tuvo que variar su esquema lastimado por las lesiones. Medrano se quedó fuera al igual que el responsable de los dos últimos goles de los serranos, Moha. Héctor Urquía tuvo que adaptarse y colocar a Samu en punta.

El favor del campo fue determinante en los primeros minutos del derbi. El Anguiano corría cómodo e intensamente por su verde mientras que a la SD Logroñés le costó un poco más adaptarse a las dimensiones de Isla. Hacía cinco años que no lo pisaba y debía recobrar la memoria ya que era una de las pocas bazas que podía tener su contrincante para llevarse los tres puntos. Las aprovechó al máximo el Anguiano siendo el primero que tanteó la puerta rival. El destino quiso que fuera Emilio, excapitán de la SD Logroñés, el que firmase la primera ante los blanquirrojos. Llegó a balón parado, las favoritas del centrocampista, pero su lanzamiento lo adivinó Oriol. La réplica de su antiguo equipo llegó al momento con un balón envenenado de Albizua desde la banda que consiguió repeler Roberto.

La SD Logroñés recuperó los recuerdos que le quedaban dentro de Isla empezando a habituarse al campo. Fue de menos a más el conjunto capitalino, firmando su llegada más clara a los veinte minutos de encuentro. El Anguiano pecó de juventud y un mal despeje de Zaldua pudo significar el primero de los blanquirrojos. Raúl Rubio se hizo con la posesión del balón, vio al meta adelantado, intentó la vaselina pero el brazo de Roberto parapetó magistralmente el lanzamiento.

La enfermería volvió a llamar a uno de los serranos, en esta ocasión, a Héctor. El capitán se dolía de su pierna derecha antes de que el partido se fuera a descanso con tablas en el marcador, pero con la sensación de que el tanto de la SD Logroñés estaba a punto de llegar. Muchos más rápidos que el Anguiano, los blanquirrojos filtraban balones entre líneas buscando a Álvaro en la banda así como las segundas jugadas. El extremo se coló en el área nada más comenzar el segundo tiempo pero el portero serrano volvió a convertirse en su peor pesadilla. Los serranos no querían ceder esos valiosos dos puntos pero los nervios del novato les jugaron una mala pasada. Primero expulsando a su entrenador en el banquillo, después anotando en propia puerta.

Corría el minuto 85 cuando Sergio Gil asistió a Álvaro. El extremo buscaba el centro, pese a no tener rematador en el área. Y la suerte le sonrió cuando Zaldua, en su intento de despejar el balón, lo hundió en la red tocando previamente uno de los palos. La decepción se apoderó de los serranos, que ya celebraban un nuevo empate, mientras que los jugadores blanquirrojos se agolpaban en la banda de Isla para festejar junto a su afición. La SD Logroñés mantuvo las orejas tiesas y ganó por la mínima a un Anguiano que aun en la derrota sigue generando esperanza.

El preparador del Anguiano, Héctor Urquía, se mostraba apenado tras el partido de ayer contra la SD Logroñés. Es lógico después de plantar cara a un «contrincante tan poderoso y dejarnos escapar dos puntos en una jugada tan tonta; la verdad es que estoy jodido», lamentaba el de Medrano. Para Urquía, el partido estuvo muy igualado teniendo ocasiones para ambas por lo que «lo mas justo hubiera sido el empate, pero a veces sale cruz». Sin embargo, el inquilino del banquillo de Isla se mostraba contento con trabajo de sus chicos por «cómo compiten en casa, por lo que el conjunto serrano no se hunde en las lamentaciones buscando aprender de los errores antes de irse a Getxo el próximo sábado «para ganar».

Carlos Pouso era conocedor de las «clarísimas dificultades» que se le iban a presentar a su equipo en Isla. Un campo que para él «parecía un frontón». La SD Logroñés superó esas trabas que podía presentar el Anguiano firmando «un partido solvente y digno, que es lo que se puede hacer aquí», en referencia al terreno de juego del municipio del Alto Najerilla. Y es que el entrenador de la Sociedad no se olvidaba de recordar que «aquí cayó el Utebo, que es un señor equipo». Sufrieron los suyos para ganar y el tanto del triunfo llegó «en la menor ocasión del partido». «Era un centro envenenado y podíamos haber llegado, pero es cierto que ahí hemos tenido esa dosis de fortuna que en algún momento nos ha faltado», relató el preparador.