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Cuando sonó el pitido final este sábado, La Molineta profirió un enorme grito de alegría. Equipo y afición se abrazaron, gritaron, saltaron y bailaron como si hubieran ganado una final. Sí, habían amarrado la permanencia un año más en Segunda Federación. Y la conseguían a cuatro jornadas para finalizar esta temporada de regreso a la categoría.
Acabada la jornada, con derrotas de casi todos los equipos que le persiguen en la clasificación, el Alfaro se mantiene octavo con 43 puntos. Y alarga la distancia con los puestos de peligro a 9 respecto al de la eliminatoria por la permanencia, que ocupa el Aragón con 34 puntos. Con 12 puntos por disputar, el objetivo está conseguido. «La permanencia no es matemática, pero es casi ya definitiva, porque va a ser muy complicado que nos cojan», sonríe el entrenador blanquillo, Óscar Gurría, llamando a seguir compitiendo en lo que resta de temporada.
El celebrado triunfo era más que necesario después de dos derrotas que habían creado alguna sombra de temor entre los aficionados. Pero el equipo recuperó su identidad, su forma de jugar y regaló la gran alegría. «Llevábamos dos partidos perdiendo. No nos había entrado ansiedad ni nada, pero necesitábamos ganar. El día del Barbastro merecimos algo más; en Subiza, no. Y encaramos el partido ante la Real Sociedad C como un punto y aparte para buscar la victoria ante un equipo muy joven y muy competitivo», expone el técnico.
Aunque aún restan cuatro jornadas para acabar la liga, el triunfo del sábado y la consecución del reto de la temporada permiten hacer balance del dulce momento que vive el Alfaro. «Hemos competido todo el año fenomenal contra todos los equipos, salvo dos medias partes en dos partidos. Hemos hecho un campañón de escándalo... y vamos a seguir compitiendo hasta el final. Hemos vuelto a ser el Alfaro de aquellos años grandes», afirma Gurría dando la enhorabuena a toda la plantilla, directiva, cuerpo técnico y afición.
El camino hacia amarrar la permanencia ha pasado por el saber adaptarse a la categoría, peleando y compitiendo con solidez con cada equipo y con triunfos notables ante los de arriba, como Utebo, Eibar B... «En las primeras jornadas nos costó mucho, pero ahora no nos cuesta nada: nos ponemos el mono de trabajo, cada uno sabe lo que tiene que hacer y salen los resultados. El curso ha sido un sobresaliente alto... No digo un diez, porque pasamos dificultades todos los domingos», analiza el técnico blanquillo.
En esa llamada a seguir compitiendo, a mantener la tensión, Gurría pone un nuevo objetivo sobre el ya conseguido: escalar un puesto en la clasificación. Le disputará la séptima plaza a una UD Logroñés que este domingo volvía a ver la luz oscureciendo aún más el presente del Anguiano. Con tres puntos ahora de diferencia, será la motivación alfareña para llegar al último partido de la temporada en el escenario de Las Gaunas.
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