Abrigo. Toda vale para calentarse en una tarde fría en lo climatológico y heladora en lo futbolístico. Fernando Díaz
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Viento gélido en Las Gaunas

La afición blanquirroja se quedó fría en un encuentro desagradable y sin emoción

Víctor Soto

Logroño

Martes, 18 de diciembre 2018, 09:22

Cuando el invierno asoma, su presencia se hace visible en Las Gaunas. Muchos abrigos y chaquetones oscuros, muchos gorros y sombreros, bufandas bien apretadas asomando por los cuellos y apenas unos valientes con la camiseta blanquirroja.

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Si el frío aprieta, lo primero es abrigarse por ... fuera. Y, lo segundo, que la llama prenda por dentro. Y en el Municipal eso sólo se consigue con goles locales, oportunidades, emoción, trabajo y triunfos. Nada de eso se vio ayer en el recinto logroñés. Si a las ausencias se suma la presencia de un viento helado, la imagen que dejó el choque ante el Arenas de Getxo fue de gelidez total.

Ni un ascua a la que arrimarse. Ñoño, que suele ser especialista en encender hogueras, ayer se vio precipitado. Rayco no se encontró. Y Ander Vitoria, siempre peleando, siempre lejos de posiciones de remate. El momento en el que los aficionados más se movieron fue en un remate de Güemes que sacó Miguel Martínez de Corta sobre la línea de gol. Que la máxima emoción llega por un acción del rival es sinónimo de que algo malo pasa.

Porque la afición que volvió caliente de Miranda, a pesar de la derrota, los mismos resignados 'paganinis' que han visto al equipo resurgir del pozo en el que se enterraron en las primeras semanas de competición, no saben a qué carta quedarse. Como esas jornadas de primavera u otoño en las que en las calles coinciden personas abrigadas hasta las orejas, otras equipadas para ir a la playa y otras con ropa de entretiempo. Así está la esperanza entre la parroquia blanquirroja: los ardientes que ven el 'play off' muy cerca a pesar de este bache de tres partidos, los que no saben si se sube o si se baja, los resignados y los negativos, cuya sangre se hiela con cada partido como el de ayer. Frío, mucho frío y poca capacidad de reacción. Sin el brasero de la alegría y los puntos, este invierno se puede hacer muy largo.

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