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SERGIO MARTÍNEZ
Miércoles, 12 de mayo 2021, 02:00
El 31 de enero, pese a que las gradas de La Planilla estaban vacías debido a las restricciones, se sentía la decepción en el feudo riojabajeño. El Calahorra acababa de empatar sin goles ante una Mutilvera que jugó media hora con diez jugadores y que resistió un dominio inofensivo de los locales. El Calahorra se quedaba solo a un punto de caer de los tres primeros puestos, después de perder la semana anterior contra el Ebro y de encadenar varios partidos que generaron muchas dudas, con eliminación copera incluida. El estilo rojillo parecía agotado y en febrero llegó la revolución. Diego Martínez asumió un cambio de paradigma, modificó su propuesta y presentó savia nueva en las alineaciones. El Calahorra evolucionó y se adaptó para cumplir objetivos y contar ahora con opciones de ascenso.
El actual Calahorra está mucho más preparado para enfrentarse este sábado al Burgos de lo que estaba aquel que empató en el último día de enero con la Mutilvera. Evidentemente, el avance de la competición la ha enfrentado a pruebas cada vez más complejas, pero además de ser más maduro, el conjunto rojillo es ahora más versátil.
Comenzó el Calahorra la temporada con un plan claro de ser un equipo dominador ante todos sus rivales, como así fue, de amasar la pelota sin prisa, tocando desde atrás para asfixiar a su rival y llegar al área en buenas condiciones. Dejaba clara su intención en detalles como optar con hombres habituados a jugar por dentro como Sota, Rayco o Amorrortu en los extremos. Sin embargo, los equipos aprendieron a defender a los rojillos y a exigirles en la salida del balón, concediéndoles muy pocas opciones de ataque. El Calahorra se volvió un equipo previsible y plano.
Entre la necesidad y la convicción llegó el cambio de rumbo en febrero. El Calahorra comenzó a buscar nuevas alternativas en su juego, a saber adaptarse a los planteamientos del rival, a renegar del juego horizontal para apostar por mayor la verticalidad. Se convirtió en un conjunto más peligroso e imprevisible. Tres victorias seguidas en el mes de febrero llevaron al equipo rojillo a modelar ese nuevo perfil y a darlo por válido. Mutilvera, SD Logroñés e Izarra cayeron ante el nuevo Calahorra.
En esa transición también comenzó Diego Martínez a confiar en nuevas piezas para su esquema tipo. Borja Vicent se ganó el puesto en el centro de la zaga junto a Cristian, completando la piedra angular del nuevo esquema rojillo con el paso de Jesús Álvarez al pivote. El joven aragonés ha ofrecido un nivel sobresaliente en la medular, permitiendo a Víctor Andrés y Fran Sota jugar por delante de su posición descargándoles de trabajo.
El técnico rojillo comenzó además a optar por extremos más puros y eléctricos en la izquierda, especialmente por Ander El Haddadi pero también por Soto o Cristian Fernández. En punta de ataque, el riojano Jorge Martínez-Losa, llegado en el mercado invernal, ganó la partida de forma indiscutible a Marc Nierga, mientras que otro de los hombres que han crecido de la mano del Calahorra en estos tres meses ha sido Thomas Carrique. El lateral derecho francés ha ganado en confianza, seguridad, desborde y un potente disparo que le ha dado puntos al Calahorra y sustos a sus rivales. Carrique, Jesús Álvarez y Jorge Martínez-Losa representan el valor de la juventud. Los tres tienen 21 años y son indiscutibles. Además, el nivel de futbolistas como Cristian o Fran Sota explica el éxito en este último tramo.
Estos significativos cambios sirvieron al Calahorra para asegurarse la Primera RFEF y fue puesto a prueba ante rivales de mayor entidad en la fase que finalizó el pasado domingo. Partidos en los que el equipo de Diego Martínez dio la talla, llevó la iniciativa ante equipos favoritos y jugó en La Planilla los que seguramente hayan sido los mejores partidos de la temporada.
El Calahorra llega en un buen momento de forma después de reinventarse y haberse medido a rivales de 'play off'. El reto ahora sube muchísimo la dificultad y ante el Burgos tendrán que mostrar su mejor nivel, una versión perfeccionada.
Con la mirada puesta en la semifinal de la fase de ascenso que les mide el sábado en Don Benito, Calahorra y Burgos comienzan a evaluar los daños de anteriores jornadas y a prever qué jugadores tendrán disponibles. Ambos cuentan con tocados, si bien esperan recuperarlos, con la mirada puesta en el cuadro rojillo especialmente en el mediapunta Fran Sota.
El del Aldeanueva de Ebro se retiró el pasado domingo ante el Amorebieta a la media hora de partido. Mala fortuna en un choque en el que el Calahorra no se jugaba nada pero tras el cual puede perderse a uno de sus puntales de cara al 'play off'. Al finalizar el encuentro, Diego Martínez comentaba que los problemas de Fran Sota no eran graves, pero esperaba a su evolución en estos días. Además, Jorge Martínez-Losa también espera mejorar de sus molestias y Tarsi Aguado, que se ha perdido toda la segunda fase, se reincorporará a la dinámica del equipo pero su participación ante el Burgos podría ser aún precipitada.
En las filas rivales, el extremo Javi Gómez ha estado apartado del trabajo del Burgos en las últimas dos semanas después de dar positivo por COVID, mientras que el defensa Aitor Córdoba y el extremo Alarcón, ausentes en la última jornada, se recuperan de sus dolencias y esperan regresar a la convocatoria este mismo sábado ante el Calahorra.
Los futbolistas del Burgos comienzan a analizar la eliminatoria avisando de que confiarse ante el Calahorra, que llega como cuarto, es peligroso. «Es un equipo con mayúsculas, que sabe a lo que juega» y «defensivamente hace las cosas muy bien», comentaba el central Míchel Zabaco, añadiendo que «para ganar al Athletic B y la Real Sociedad B tienes que hacer las cosas muy bien». Por su parte, el mediocentro Eneko Undabarrena señaló que llegan con «confianza», pero avisaba de la «dificultad» que entraña el Calahorra y de que «no hay que fiarse mucho de la clasificación». Sobre el factor favorable del empate sentenciaba: «Si sales a especular, seguramente pierdas».
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