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La derrota del sábado en su visita al Leioa sonaba a despedida, pero la confirmación no llegó hasta la tarde de este domingo. El Haro, dos años después de ascender a Segunda B, cae de nuevo a Tercera División tras el triunfo del Izarra sobre ... el Portugalete le dejase, a falta de dos jornadas, sin opciones de permanencia. Las había apurado el cuadro jarrero, pero su mala primera fase de competición lastró en exceso sus posibilidades.
Una doble condena para el Haro en el año en el que descender se pagaba más caro que nunca. La próxima reestructuración de Segunda B, con división entre Primera y Segunda RFEF, suponía para los participantes de este año un arma de doble filo: una oportunidad y una amenaza. El Haro sufrió lo que podía considerarse un primer descenso a Segunda RFEF, al quedar de los últimos de su grupo, y ahora otro descenso, este con todas las letras, a la Tercera riojana de la que se despidió hace dos años.
El 2 de junio del 2019 y después de quedarse cerca en varias ocasiones anteriores, el Haro rozó la gloria de los modestos con el ascenso a Segunda B después de superar al Zamora en la eliminatoria de campeones. Un nuevo futuro para el cuadro jarrero de la mano de Aitor Calle, entrenador del ascenso e inquilino del banquillo de El Mazo también en las dos últimas campañas en la división de bronce.
El estreno, en el pasado curso, fue de nota. El Haro llegó a Segunda División B sin complejos, mostrándose como un equipo competitivo y atrevido, alejado permanentemente del descenso y concluyendo décimo la temporada que finiquitó el COVID.
Con esa buena experiencia previa arrancó la actual temporada, manteniendo a jugadores importantes como Fermín Sobrón, Kevin Calle, Javi Duro o Mikel Bueno, pero perdiendo a otras piezas fundamentales para entender su éxito como Esteve Monterde, Óscar Loza, Armando o Facu Ballardo. El Haro parecía dispuesto al reto pero todo se torció desde el inicio. Pese a que en algunos partidos merecían más, los de Aitor Calle siempre sumaban menos y hasta diciembre no lograron su primer triunfo, precisamente ante el Izarra que ayer le condenó. No mejoró demasiado todo desde entonces en un equipo al que los problemas físicos en algunos jugadores y el nubarrón mental colectivo poco ayudaron a mejorar.
Los 12 puntos - en 2 triunfos, 6 empates y 10 derrotas- que consiguió en la primera fase, que concluyó como último clasificado del subgrupo, eran una cosecha rácana para aspirar a la permanencia. Pese a todo, la segunda fase se abrió para el Haro como una nueva oportunidad. Los jarreros cambiaron el 'chip' con resultados muy positivos y una imagen optimista y ambiciosa. Tres victorias y dos empates en las cinco primeras jornadas, casi los mismos puntos que en toda la primera fase, invitaban a soñar, pero la derrota ante el Leioa despertó a un Haro que había vendido cara su piel pero terminó cazado.
El conjunto jarrero no fue capaz de remontar hacia la permanencia en Segunda RFEF, la distancia fue excesiva. Demasiado condicionado estaba su destino desde hace muchas semanas, finalizando esta experiencia en Segunda B que comenzó viviendo con ilusión pero ha terminado condendándole de nuevo a Tercera. Tiempo para lamentar y dos jornadas aún que jugar convertidas en intrascendentes, pero el Haro ya piensa en el futuro, en el regreso.
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